El Espíritu Santo y el creyente, parte IX: santidad y santificación, parte III

Estimados hermanos en Cristo:

El Señor Jesús dijo: «Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.» (Marcos 8: 38).

Cada día que pasa, más y más cristianos hacen uso del «pensamiento políticamente correcto» en su compartir con no cristianos, demostrando así que se avergüenzan o temen manifestar su fe y credo tal cual la Biblia lo enseña. Esto constituye cobardía, indignidad, pecado.

Que el Señor nos otorgue valor constante para ser luces brillantes en medio de la gran oscuridad que nos rodea, aunque esto nos haga impopulares y objeto de burlas.

Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor,

2º Timoteo 1:8

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski\
Iglesia Bíblica Las Condes



Lectura Bíblica

2ª Pedro 1: 4-10.

Introducción

Tres principios que hemos considerado insistentemente en los últimos mensajes han sido: la voluntad de Dios es nuestra santificación (1ª Tesalonicenses 4: 3a); segundo, la santificación es un proceso que solo es posible en los que han recibido a Cristo como su salvador y, por lo tanto, están en Cristo, por lo cual, el Padre ya los ve santos; y, tercero, para que el proceso de la santificación pueda ser efectivo en la vida diaria, el Señor nos ha dotado de varios elementos para purificarnos, fortalecernos y mantener la pureza, los cuales son: la Palabra de Dios, la sangre de Cristo y el poder del Espíritu Santo.

También vimos un cuarto factor en el proceso, pues un cristiano no solo debe buscar la pureza y la limpieza en la Palabra de Dios y en la oración diaria confesando sus pecados; no solo debe ocupar el poder puesto a su disposición; sino que también debe buscar la manera de andar (de actuar) en el día a día buscando esa pureza, esa separación santa en todo lo que hace, dice y piensa, obviamente, con el poder del Espíritu Santo.

En esta tercera parte, profundizaremos en una arista de este cuarto factor, que es la separación práctica del mundo y concluiremos considerando lo que nos espera cuando ya estemos para siempre con el Señor en su venida.

  1. Santificación como proceso
    1. La separación práctica del mundo (2ª Corintios 6: 14-18).
  2. Santificación final (Romanos 8: 29-30; 1ª Juan 3: 2-3).

Conclusión

Busquemos la diaria purificación en la meditación de la Palabra y la oración, incluyendo la confesión de nuestras faltas. Busquemos el «ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu». Rindamos nuestra voluntad, sentimientos y pensamientos a Dios de tal manera que estemos pendientes de agradar a nuestro Salvador y Señor separándonos de todo lo que dañe nuestra buena comunión con él. Finalmente, mantengamos nuestra vista puesta en los cielos esperando ese día en que seremos enteramente santificados.

Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

1ª Juan 3: 2-3

Predicador

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski

Fecha

9 de marzo de 2025