

El buen nombre y la buena fama
Amados hermanos:
Consideremos: ¿cómo están nuestras cuentas con el Señor, estamos al día o al debe? El rey David, consciente y arrepentido de sus pecados, clamó al Señor diciendo: «Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.» (Salmos 51: 7).
Cuán importante es no solo confesar nuestros pecados en arrepentimiento a Dios, sino que también evitar el acumular deudas con él, mostrando, en forma continua, un corazón humilde y contrito ante Dios y, más aún, cuando hay conciencia de pecado.
Cuán fácil dejamos de considerar que estamos ofendiendo a Dios cuando: usamos mal nuestros pensamientos, hablamos lo indebido, hacemos lo incorrecto, no hacemos lo correcto, no damos la gloria que el Señor debe recibir, no somos agradecidos, no nos comportamos como los siervos que debemos ser, no damos el testimonio de vida que se espera de nosotros, etcétera. Si te sientes identificado con alguna o varias de estas faltas, no esperes ni un minuto más, pues ya llegó el momento de arreglar cuentas y cada instante que pasa se agrava la falta.
Pastor Sergio Oschilewski Malinowski
Iglesia Bíblica Las Condes
Lectura Bíblica
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Salmos 1: 1-6
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
No así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el viento.
Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá.
Introducción
Todos nos movemos en función de proyectos. Desde que somos muy jóvenes ya tenemos un proyecto profesional, luego, un proyecto matrimonial, un proyecto de vivienda, un proyecto previsional, un proyecto vacacional, en fin, uno o más proyectos de vida.
Pero, no siempre las personas tienen un proyecto relacionado con la paternidad; no siempre se preguntan: ¿cuál es mi proyecto como padre?, ¿cuál es el proyecto de hijo que anhelo?, ¿qué es lo que yo deseo con todo mi corazón que él sea?, ¿cuál será la herencia moral que le dejaré, la herencia que lo identificará para siempre?
Salvo situaciones muy oscuras, todo padre desea que sus hijos no pasen por las privaciones que ellos han pasado, que no sufran las decepciones que les han tocado sufrir, que no cometan las imprudencias que han vivido. Los padres queremos que nuestros hijos ganen de nuestra experiencia y sean mejores que nosotros. Más aún, como cristianos, tenemos anhelos que nacen de nuestra comunión con Dios y que pasan a ser nuestra principal preocupación y deseos para ellos.
En esta oportunidad les invito a considerar este importante asunto de los proyectos paternales bajo la luz de Proverbios 22: 1: «De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro».
- Un proyecto nacido de las escrituras.
- Proyecto en acción.
- Los instrumentos que permiten cumplir con el proyecto.
Conclusión
Comenzamos aludiendo a Proverbios 22: 1. Luego, apareció el desafío ¿cómo heredar a nuestros hijos las bases para que sean hombres y mujeres de «buen nombre» para que lo busquen más que las riquezas? ¿Cómo motivarles a buscar «la buena fama» más que la plata y el oro?
Hemos visto que la respuesta no es sencilla, pero comienza con la aplicación de los conceptos bíblicos básicos sobre lo que constituye la familia, así como en la comprensión de las enseñanzas de aquellos que se nos presentan como modelos a seguir.
Mejor es el buen nombre que el buen ungüento
Eclesiastés 7: 1