Amados hermanos en Cristo Jesús:
Es mi anhelo que se encuentren aferrados a las grandes esperanzas en las que podemos confiar y descansar, pues no dependen ni se basan en dichos de hombres, sino en la Palabra eterna de Dios.
Aún cuando el tema de la mayordomía cristiana está lejos de agotarse, habiendo una enormidad de aspectos en los que podríamos reflexionar, por ahora concluiremos la serie de mensajes/estudios, considerando la compleja administración de aquellas tendencias marcadas en nuestro ser que nos pueden llevar a la contaminación espiritual. Un tema sensible, personal y que, muchas veces, nos cuesta enfrentar. Sin embargo, es indispensable colocarlo bajo el control del Señor para que el diamante de nuestra vida sea perfeccionado y brille más y más para la gloria del Señor.
Firmes y adelante, huestes de la fe, Sin temor alguno, que Jesús nos ve. Jefe soberano, Cristo al frente va,
Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes
A las 11:00 horas, le invito a incorporarse al Culto Dominical, conectándose a nuestra transmisión directa desde el local de la Iglesia Bíblica Las Condes.
Pasaje bíblico
Efesios 4: 22-32.
Introducción
La redención realizada por Cristo en nosotros nos cambia de posición; esto significa que, antes de recibir al Señor Jesucristo en mi vida, yo estaba cautivo, perdido y lejos de Dios; mas ahora puedo decir que he sido rescatado y que estoy en Cristo para siempre. Antes errante como el Hijo Pródigo en la provincia lejana y ahora reincorporado en la casa de mi Padre con todos los privilegios de un hijo muy amado. Sin embargo, a pesar de la salvación, aún habrá mucho que hacer con mi persona y mi condición.
Ahora soy nueva criatura, justificado y redimido; sin embargo, lo más probable es que traiga conmigo de la vieja vida, algunas conductas que siempre me caracterizaron, pero ahora son un impedimento para crecer y servir al Señor que me rescató.
El punto que trataremos son aquellas características que podemos definir como defectos o imperfecciones del carácter que obstaculizan el crecimiento personal.
¿Cómo administrar aquellas tendencias muy distintivas de nuestro ser que nos pueden llevar a pecar, características que, en palabras muy simples, podemos llamar mis defectos?
- El hombre de Dios y sus defectos habituales.
- Algunos defectos habituales.
- Los males que comúnmente se reconocen.
- Los males que no se suelen reconocer.
- Consecuencias de una mala administración de los defectos.
- Permanencia en la niñez espiritual.
- Insatisfacción con la vida cristiana.
- Desconocimiento de la auténtica paz y gozo del Señor.
- Limita a la Iglesia local, pues no puede contar con los dones y talentos de aquel hermano.
- Provoca tensiones al interior de la Iglesia local.
- Cómo administrar mis defectos.
- Buscarlos con la ayuda de Dios.
- Reconocerlos.
- Despojarnos de nuestra vieja manera de vivir.
- Buscar la renovación divina.
- Buscar diariamente el ser revestidos del nuevo hombre.
Conclusión
Busquemos con la ayuda del Señor y luego reconozcamos con total sinceridad y humildad nuestras debilidades habituales, nuestras desobediencias y, con ello, las rebeldías de nuestro corazón. Anhelemos y busquemos de todo corazón la diaria renovación de nuestra mente y corazón por Dios, quien vaya apagando aquellas tendencias dañinas siendo revestidos del nuevo hombre en forma constante.
Si algún defecto ha sido descubierto hoy, la idea es trabajarlo para que muy pronto ya no esté. Es triste cuando la persona es conocida por sus defectos y no por sus virtudes.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Efesios 4:22-24