La fe y la voluntad de Dios

Estimados hermanos en el Señor Jesucristo:

Aunque la oración sea un aspecto de la vida cristiana de la cual hemos hablado en reiteradas oportunidades, creo que nunca está de más insistir en su importancia. Dios quiere a su pueblo en constante comunión con él y, más aún, cuando el adversario se encuentra en activa campaña contra la fe y todos los valores que nacen de las Sagradas Escrituras. Instémonos unos a otros a estar despiertos y sobrios en constante oración; sabemos que en la oración hay amparo, victoria, orientación y salud.

Les saludo con las palabras del apóstol Pablo:

el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros.

2ª Tesalonicenses 3: 16

Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes


Si usted se encuentra impedido de asistir al local de la Iglesia, le recuerdo que puede conectarse a nuestro culto dominical en horas de la tarde del día domingo por medio de nuestro canal de YouTube.


Pasaje bíblico

Números 14: 39-45.

Introducción

En nuestra meditación dominical anterior, recordamos el episodio descrito por Moisés en el libro de Números, en el cual vemos el informe de los exploradores enviados a reconocer la Tierra Prometida antes de la conquista. Vimos cómo, en respuesta al cobarde y blasfemo informe presentado por diez de estos espías, el pueblo se revela y considera, incluso, apedrear a Josué y Caleb, los cuales fueron salvados por la intervención sobrenatural de Dios (Números 14: 10).

Dada la actitud desafiante del pueblo ante Dios, Su Palabra y sus siervos, el Señor habló de destruirlos, pero la intercesión de Moisés los salvó. No obstante Dios decretó lo siguiente:

  • La muerte por plaga para los príncipes que habían explorado la tierra y habían dado el cobarde informe que terminó produciendo la rebelión.
  • El pueblo no entraría a la tierra prometida con la sola excepción de Caleb y Josué.
  • Todos los mayores de veinte años terminarían muriendo como nómades en el desierto (Números 14: 29).
  • Por cuarenta años vivirían errantes en el desierto.

El efecto de estas malas noticias produjo una fuerte conmoción en todo el pueblo (Números 14: 39), lo cual llevó a un grupo de personas a tomar acciones. Ellos se dieron cuenta del tremendo error que habían cometido, del futuro que les esperaba y de cuánto habían ofendido a Dios. Fue así como se levantaron de mañana y subieron a la cumbre del monte, diciendo:

Henos aquí para subir al lugar del cual ha hablado Jehová; porque hemos pecado.

Números 14: 40b

Todo parece muy bien, pero, lamentablemente, tampoco hicieron bien las cosas; veamos por qué.

  1. Confesión incompleta (Números 14: 40).
  2. Fe desvinculada de la voluntad divina (Números 14: 41-44).
    1. La fe debe estar sustentada en La Palabra (Efesios 5: 17).
    2. Advertencia no oída (Números 14: 41-43).
    3. Obstinación (Números 44).
  3. Consecuencias (Números 14: 45).

Conclusión

Toda acción, supuestamente de fe, que no considera la voluntad de Dios, en realidad es fruto de la carnalidad. La fe debe estar siempre sometida a la voluntad del Señor, de lo contrario se trata de una fe originada en la mente o en el corazón de la persona, pero no es el bendito fruto del Espíritu Santo, es el fruto del deseo personal o de la osadía.

¡Qué contraste entre la fe de Moisés, Josué, Caleb y Aarón con la del pueblo! La de los primeros descansaba en lo dicho por Dios, la de los últimos descansaba en la carne, por lo tanto, sin la bendición del Señor.

Son muchas las instrucciones inequívocas del Señor, que nos deben motivar a actuar hoy, pues sabemos que constituyen su voluntad: «orar sin cesar», ser agradecidos, no menospreciar las profecías, pedir sabiduría, buscar la santificación, no apagar al Espíritu, honrar a los padres y autoridades, etcétera. Cuando no tenemos claridad sobre la voluntad del Señor respecto a algo, debemos cuidarnos mucho de no usar de la osadía, diciendo: «siento en mi corazón que ésta es su voluntad», pues el corazón, según advierten Las Escrituras, es muy engañoso.

Si no tenemos con nosotros la claridad de la voluntad del Señor para realizar tal o cual acción, simplemente no debemos actuar. Por otra parte, si sabemos la voluntad de Dios respecto a algo, entonces no tardemos en hacerla.

Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

1ª Juan 2: 17

Predicador

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski

Fecha

17 de julio de 2022

Etiquetas