Amados hermanos en la fe:
Aún cuando muchos cristianos perciben la persecución religiosa como lejana y ajena a ellos, la verdad es que ella está presente y la sufre un gran número de hermanos de diversas maneras: en el colegio, en el trabajo, en la familia, en las postulaciones a puestos y trabajos, en el diario vivir de los hermanos de la novena región de nuestro país, etcétera.
Una breve reflexión sobre este asunto, nos hará descubrir cómo muchos cristianos, consecuentes y celosos del Señor, padecen persecución en nuestro país. Oremos por ellos y, en especial, por nuestros niños y jóvenes.
Cuando te encuentres en una situación de apremio por tu fe, recuerda las palabras de Hebreos 13:
porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de tal manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.
Hebreos 13: 5b-6
Sergio Oschilewski Malinowski
Pastor Iglesia Bíblica Las Condes
Lectura Bíblica
Jonás 1: 1-15.
Introducción
Se leía en el verso 4: «Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave.» (Jonás 1: 4). Esta agresiva tormenta que se encuentra enfrentando Jonás es solo una de las varias tempestades que mencionan las Escrituras. Lo importante es que cada una de ellas nos deja una o varias lecciones que no siempre descubrimos en una primera lectura, pues hay tormentas que corrigen, tormentas que castigan, tormentas que agreden y tormentas que hacen crecer. Cuán importante es saber reconocer cuál es el objetivo de la tormenta por la que atravesamos en algún momento de nuestra vida.
- Tormentas que corrigen (Jonás 1: 4-15).
- Tormentas de juicio (Génesis 7: 11-20).
- Tormentas de oposición y crecimiento (Hechos 27: 20-25).
Conclusión
¿Estás navegando hoy en medio de una tormenta? En vista de la reflexión de hoy, ¿cuál piensas que es el motivo de ella: crecimiento, corrección, enseñanza, fortalecimiento, disciplina, cambio de metas en tu vida?
Cuán importante es que busques el rostro de Dios en oración y esmerada lectura de Su Palabra, con el fin de que la tormenta no te desanime y dañe, sino que salgas totalmente fortalecido de ella, con respuestas claras para tu vida.
Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;
2ª Corintios 4: 16-17
