A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.
1ª Pedro 1: 12
Pasaje bíblico: 1ª Pedro 1:10-12
Introducción
En muchas ocasiones, en mis primeros meses o años después de haber conocido al Señor, aparecieron interrogantes en mi vida, no con respecto a la salvación, sino a otras cosas; entre ellas, una se relacionaba con la iglesia local, pues no comprendía bien para qué servía, para qué fue creada, incluso pensaba que era algo inventado por los hombres.
Me cuestioné muchas veces por qué era necesario asistir a ella si yo ya era salvo. ¿Serviría de algo asistir? ¿Qué rol cumplía en los tiempos? O, sencillamente, ¿qué importancia tenía?
A decir verdad, creo que muchos cristianos pensaron así alguna vez, es más, siguen pensando así y siguen creyendo que la iglesia no es necesaria. Por algo es que en Europa hay numerosas iglesias antiguas que han cerrado. No me cabe duda que el gran problema son los creyentes.
Si uno lee el Nuevo Testamento, descubre que casi todo ocurre alrededor de las iglesias locales, es más, el libro de los Hechos es el relato del comienzo de la historia de la Iglesia. Vemos a notables hombres de Dios preocupados por la salud y crecimiento de la Iglesia: Pablo, Juan, Lucas, o el mismo autor de nuestra lectura, Pedro.
Al comenzar a preparar este mensaje, me pregunté qué puede haber en esta porción de la Biblia para la Iglesia. La verdad, hermanos, es que el amado apóstol Pedro dice mucho referente al Cuerpo de Cristo en estos tres cortos versículos. Lo primero que él nos dice, guarda relación con los profetas, nos habla de un anuncio que hicieron estos hombres.
- EL ANUNCIO DE LOS PROFETAS (vs.10-12a) «Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron» (Mateo 13:17)
- EL ANHELO DE LOS ÁNGELES (v.12b) «Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.» (Lucas 15:10)
- EL PRIVILEGIO DE LOS SANTOS (v.12; 2:9)
Conclusión
Uno observa con asombro y admiración, cómo los profetas llevaron a cabo su labor, con qué celo lo hicieron, con cuánta constancia y tremendo amor; cómo, a pesar de todas las dificultades, persecuciones e incomprensiones que pasaron, ellos siguieron adelante y cumplieron lo encomendado por Dios. Estos hombres buscaron intensamente, indagando con mucha diligencia, pero aún así, no les fue revelado lo que vendría, solo recibieron una parte de una verdad.
Qué decir de los ángeles que anhelan ver las cosas reservadas para los santos, para la Iglesia, y por ende, para usted, para nosotros. Eso hace más grande y más apreciado lo que se nos ha dado, un privilegio que cualquier justo del Antiguo Testamento desearía haber visto y vivido.
Es un regalo maravilloso poder ser parte de la Iglesia. Trabajar en el Cuerpo de Cristo es un gran honor lleno de bendiciones; así también, será un privilegio incalculable cuando la Iglesia reine al lado de nuestro Salvador.