Amados hermanos:
Tengan todos ustedes, un muy buen «Día del Señor».
En esta oportunidad, les invito a considerar la primera parte de una serie que tratará sobre el importante tema de la mayordomía cristiana. Un tema amplio que todo cristiano tiene la obligación de conocer y profundizar.
La primera pregunta que aparece al tocar el tema propuesto es: ¿cuál es el punto de partida? o bien, ¿cuál es la primera decisión que trazará el rumbo de toda la mayordomía de una persona? Considerando que todo ser humano nace con una triste deuda con Dios, lo primero que debe hacer es administrar sobre esta situación, tomando la primera decisión trascendental de su vida que es: recibir o rechazar la oferta de Dios para restablecer la relación con él. Jesús lo presenta así:
El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida.
Juan 5:24b
Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes
A las 11:00 horas, le invito a incorporarse al Culto Dominical, conectándose a nuestra transmisión directa desde el local de la Iglesia Bíblica Las Condes.
Pasaje bíblico
Efesios 2:1-10.
Introducción
De los primeros capítulos de Génesis, aprendemos que Adán, junto con ser creado, fue comisionado para administrar al menos un huerto, su relación con Dios y, luego, una relación familiar.
Ahora bien, aún cuando hoy no estemos administrando un huerto, seguimos siendo responsables de administrar todo cuanto somos y nos rodea. El gran tema es ¿cómo lo estamos haciendo?
Hay cuatro preguntas que nos dan la posición inicial en lo que a administración se refiere: ¿qué debo administrar? ¿de dónde saco la capacitación? ¿qué tanta libertad poseo? ¿por dónde comienzo?
- Mucho que administrar.
- La capacitación.
- Libertad para administrar.
- El inicio de la buena administración.
Conclusión
Hoy el gran tema de la mayordomía parte para toda la raza humana por una decisión inicial: tomar o no a Cristo como salvador personal.
Luego entramos al tema de la mayordomía cristiana, propiamente tal, donde nos encontramos con que somos responsables de una gran cantidad de áreas a administrar siguiendo las directrices de Dios y entendiendo que sobre todas ellas se nos pedirá cuentas.