Cita Bíblica: Jueces 13:6-14
Introducción.
Cuando nació mi primera hija, me transformé en padre. Este hecho no me transformó ni en buen, ni en mal padre, sólo… en Padre.
Tenía el título de padre, pero nunca había tomado un curso para serlo; menos aún, nunca había ejercido ninguna de las tareas asignadas divinamente para los padres.
Una cosa es heredar el título de rey, y otra muy distinta, es ejercer la tarea de reinar.
Al respecto, resulta muy ilustrador ver como Manoa, desde que supo que iba a tener un hijo buscó la dirección de Dios para saber cómo realizar lo mejor posible sus nuevas tareas; Manoa quiso saber lo que tenía que hacer como padre. Este es un ejemplo maravilloso para todo aquel que ha recibido la gracia de ser padre.
Quiero invitarlos a que, guiados por la Palabra de Dios, consideremos algunas de estas tareas antes mencionadas. Entre ellas se encuentran:
I. ORAR POR NUESTROS HIJOS
II. ENTREGARLES EL CONOCIMIENTO DE DIOS
III. AYUDARLES A ASUMIR EL PROFUNDO SIGNIFICADO DE SER HOMBRE O SER MUJER
Conclusión.
Es tarea de los padres, hacer que sus hijos nazcan y se desarrollen en una atmósfera de oración y temor santo al Señor. Es labor primordial de los padres, acercarlos a la Biblia, enseñándoles cómo aplicar sus enseñanzas a la vida diaria. Simultáneamente, y consecuente con lo anterior, es trabajo paterno que el niño valore, entienda y se enorgullezca por el sexo que Dios le ha dado, sea el masculino o el femenino; que agradezca a su Creador por ello y aprenda a pedir sabiduría para ejercer sus futuros roles.
Debemos motivarles para que ellos busquen con anhelo ser conocidos como: varones de Dios y hombres de verdad; y ellas, como: mujeres virtuosas y santas mujeres.
“Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?” Jueces 13:12