Cita Bíblica: Salmos 36: 5-10
Introducción.
El salmista contrasta lo divino y la espiritualidad humana, con la condición del hombre sin Dios, con la depravación de los impíos. Nos habla del deleite, el gozo y los placeres que son parte de la creación de Dios. Por lo tanto, los deleites, el gozo y los placeres son buenos, y son bendición de Dios para todo aquel que los disfruta en el amor de Dios.
El problema es que los impíos abusan y pervierten los placeres, manchándolos con sus pecados. ¿Cómo podemos nosotros mantenernos dentro de un círculo sano y puro a los ojos de Dios? Esa es la esencia de llevar una vida espiritual sana, una vida en el poder del Espíritu Santo, quién mora en todos nosotros, los creyentes en Cristo.
I. MISERICORDIA, FIDELIDAD Y JUSTICIA DE DIOS Salmo 36:5, 6a
La misericordia de Dios es una de las manifestaciones de su infinita Bondad y de su Amor benevolente. Es la Bondad de Dios ejercida en favor de su creación revelada en el libro de Génesis, en cuanto a su necesidad. La fidelidad de Dios es una manifestación de su absoluta Verdad, y es la fuente inagotable de consuelo y seguridad, para aquellos que viven en una relación correcta con Él, y son partícipes de sus Pactos. El salmista reconoce aquí que Dios tiene el derecho absoluto y toda la autoridad sobre sus criaturas. Su justicia es inamovible como los montes.
II. PRESERVACIÓN Y PROVIDENCIA DE DIOS Salmo 36:6b
La Preservación divina es la obra continua de Dios por la cual Él mantiene y lleva a cabo en su totalidad los objetivos que Él tiene para su creación, los que se manifiestan a través del cumplimiento de sus Planes revelados. Mientras que la Preservación divina hace que continúe la existencia de las cosas, la Providencia divina dirige su progreso. En el ejercicio de la Providencia, Dios restringe el desarrollo y las funestas consecuencias de la maldad.
III. AMPARO BAJO LAS ALAS DE DIOS Salmo 36:7
Dios acoge a todos aquellos que claman por su misericordia y todos aquellos que acuden al llamado del Evangelio de Cristo. ¡A todos ellos Dios les tiene la respuesta! Y a su respuesta él la llama: «nacer de nuevo» (Juan 3.3). Pero, ¿Cómo nacemos de nuevo? Por medio de arrepentirnos de nuestros pecados y confiar en la expiación que Jesús ha hecho a través de su sangre para limpiarnos a nosotros, tomando nuestro lugar en la cruz del calvario.
IV. GOZO Y ALIMENTO ESPIRITUAL Salmo 36:8-10
El gozo es parte de las Delicias Celestiales que solo conoceremos estando con el Señor. Pero el gozo celestial ha sido reproducido en los creyentes espirituales, junto con el amor y la paz, que son parte del don del Espíritu. Dios nos ha dado lo mejor de su Casa, las ‘grosuras de su mesa’. El gozo que Dios coloca en el creyente es permanente, mientras se mantenga unido a Dios. Es el mismo en nuestros momentos tristes, de aflicción o de alegría.
Conclusión.
Satanás nos tentará para que regresemos al pecado y a sus placeres temporales, pero si queremos continuar viendo y conociendo a Dios y a los placeres duraderos, Él nos ayuda a resistir las tentaciones. Cuando aprendemos a ver y a conocer a Dios, desechamos la carnada del placer mundano, carnal y satánico. Cuando nos sometemos a Cristo y a su voluntad, él nos inunda con placeres verdaderos.