Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho…
Isaías 53: 11a
Muy estimados hermanos en Cristo Jesús:
Cuán bienaventurados somos, pues
Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
1ª Corintios 15: 20b
Es maravillosa la promesa implícita en las palabras de Pablo para todos los que hemos recibido al Señor en nuestro corazón reconociéndole como salvador, pues también seremos resucitados un día. Por esta causa, se dice de Cristo que es «primicia de los que durmieron», indicando que otros le seguiremos cuando sea el tiempo establecido.
Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.
1ª Corintios 6: 14
Lectura bíblica
Job 19: 23-27.
Introducción
Las ideas de rescate y de redención se encuentran a través de toda La Biblia, indicando así que tras esas ideas hay un profundo y trascendental mensaje. Se encuentran, entre otros, en: la tremenda declaración de Job (recién leída); el cordero que sustituyó a Isaac cuando iba a ser sacrificado en el monte; el Cordero Pascual; en otros sacrificios del sistema legal; en las ciudades de refugio del A. T. y en la figura del «goel», el rescatador, que era el pariente cercano con la facultad de rescatar a aquel que había caído en desgracia.
Por su importancia, y por la trascendencia que tienen para ti y para mí, en este día en que celebramos la Resurrección del Señor. Nos enfocaremos en este personaje, pues nos ayuda a entender mejor el rol que nuestro Señor Jesucristo desempeñó en su primera venida.
- El redentor o «goel».
- Nuestra condición legal.
- Vendidos al Pecado.
- Sin pariente que pueda rescatarnos.
- Un pariente no esperado dispuesto a rescatarnos.
- Rescatador.
- El precio del rescate.
- Vengador.
Conclusión
De un redentor común solo se espera que pague el precio de tu rescate, luego de lo cual eres libre, no siendo el rescatador tocado en lo personal.
No obstante, para nuestro rescate eterno, nuestro rescatador tuvo que dar su vida y para que la redención fuera efectiva se requirió que nuestro goel, resucitara. Si no resucitaba invalidaba el sacrifico, pues habría implicado que algo había fallado y, por lo tanto, el precio no habría quedado saldado; se invalidaba el pago.
Pero, nuestro goel resucitó y hoy vive para garantizar que nunca más seré vendido al pecado y la perdición.
Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo;
Job 19: 25