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Himnos
Queridos hermanos, tengan todos ustedes un bendecido domingo:
En mayo celebrábamos el «Día de la Madre», el próximo domingo celebraremos el «Día del Padre». Hoy, son muchos los días que se celebran, el día del: niño, abuelo, hermano, suegro y matrimonio, entre muchos otros.
Aunque no es la fecha decretada por el mundo secular para festejar al matrimonio, hoy decidí hacer alusión a esta institución tan, pero tan, agredida en su forma original y bíblica. Pienso que debemos estudiar, orar y enseñar más sobre el matrimonio, la familia y su origen en Dios.
Les saluda rogando que nada altere vuestra paz en Cristo Jesús.
Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes
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Pasaje bíblico
Josué 24:15
Introducción
En esta oportunidad quiero comenzar planteando algunas preguntas: ¿existe alguna diferencia entre un matrimonio cristiano y uno, no cristiano? De ser así ¿cuál o cuáles serían? y, por último, ¿constituyen esas diferencias ventajas o desventajas para la relación?
Les invito cordialmente a considerar estas interrogantes:
- Fundamento y experiencia común.
- Conexión sobrenatural.
- Equipamiento óptimo.
Conclusión
Al concluir la meditación de hoy, mis respuestas a las preguntas planteadas en la «introducción», se pueden resumir en que las diferencias son muchas y las ventajas son tan grandes, que no hay argumento para no entregar la vida y el matrimonio a Dios para que Él actúe haciendo lo que siempre ha querido, recrear esas vidas y esos matrimonios, para darles una nueva oportunidad.
Un matrimonio cristiano, fielmente unido a Dios, está conectado en forma constante al autor del matrimonio y se encuentra enteramente equipado para cruzar la vida y alcanzar las elevadas metas puestas por el Señor, triunfando sobre cualquier adversidad. Así se hace realidad lo dicho en Cantares 8:7:
Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.
Cantares 8:7