Queridos hermanos:
Es notorio cómo grupos de personas están permanentemente intentando cambiar la historia, reescribiendo los hechos del pasado con nuevas versiones llenas de oscuras intenciones. Lo mismo pasa con los valores y las sanas prácticas de convivencia, las cuales nos hacían tanto bien como personas y también como sociedad. Sin embargo, hoy en día se intenta, contra naturaleza, reformularlas. Para colmo —y estoy convencido de que ahí se encuentra la raíz del problema— también se trabaja intentando reformular la mismísima revelación que Dios nos ha dado para orientarnos y mostrar su voluntad para con nosotros. En la reflexión de hoy le invito a considerar este preocupante tema.
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
1ª Tesalonicenses 5: 23
Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes
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Cita bíblica
Romanos 1: 18-23.
Introducción
De la lectura de Romanos 1: 18-23, deducimos que no existe ni un solo ser humano que no conozca a Dios, pues Dios mismo se ha manifestado por medio de la Creación, dándose a conocer a todos los hombres.
Dios se ha revelado en la Creación, y con muchísimo mayor detalle, en la magnífica Revelación Escrita, conocida como la Biblia. Por las Sagradas Escrituras sabemos que Dios «quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.» (1ª Timoteo 2: 4).
Para que lo anterior ocurra es necesario que la imagen de Dios sea la que Él nos ha revelado. Lamentablemente, infinidad de seres humanos complican las cosas para sí mismos, cayendo en doble condenación por manipular y deformar la información que Dios, por su maravillosa gracia, nos ha dado sobre sí mismo y su voluntad.
Pero esta situación no se da solo con los incrédulos. De algún modo también es observable entre algunos creyentes, los que intentando dulcificar su estadía en el mundo, ceden a la tentación de modificar un poco al Señor.
Les invito a profundizar en este tema, partiendo desde la perspectiva más alta: la perspectiva de Dios.
- Dios y sus normas.
- El hombre y sus normas.
- El hombre crea nuevos dioses que le satisfagan.
- Los dioses que fabrican los paganos.
- Los dioses que fabrican los creyentes.
- Dos posibles resultados.
- El resultado de distorsionar la imagen de Dios.
- El resultado de tomar, sin distorsión, la imagen de Dios.
Conclusión
Está establecido lo que Dios quiere y exige; no obstante, hay multitudes que se rebelan contra estas normas eternas, negándose a someterse a ellas, por lo cual, en un acto de gran insensatez, intentan cambiar a Dios, recreándolo para sí mismos.
Es evidente la irracionalidad de aquellos hombres rebeldes, pues Dios es perfecto y no cambia. Lo que realmente ocurre es que la persona comienza a crear a un dios distinto, parecido a sí mismo. Evidentemente, es una total locura en la que se ve al ser humano fabricando a un pseudo dios a su semejanza, en lugar de que él vaya siendo transformado a la semejanza de Dios. A ese individuo Dios lo llama «necio», «injusto», «impío», «tenebroso» y «vano».
Lo primero que descubrimos al encontrarnos con Dios y su revelación en la Biblia, es que estamos muy mal, al punto de requerir un nuevo nacimiento (Juan 3: 3), pues nada hay rescatable en el hombre caído. El paso siguiente es aceptar, sin condiciones, esa imagen de nosotros mismos; arrepentirnos de nuestras transgresiones y pedirle a Dios que haga de nosotros nuevas criaturas. El último paso es dejar que Él nos moldee día a día, por el resto de nuestras vidas: «hasta que Cristo sea formado» en nosotros (Gálatas 4: 19), no a la inversa.