Cuatro momentos, parte 3: unidad

Cita Bíblica: Juan 17: 20-26

Introducción.

Recordemos que, en los dos mensajes pasados: “Momentos de Consuelo” y “Camino”, hemos visto lo que Jesús dice a sus apóstoles en Juan 14: 1-6. Primero les da palabras de consuelo por su inminente alejamiento, pues, nuestro Señor iba a ser apresado, acusado de herejía por el Sumo sacerdote y entregado a las autoridades romanas, quiénes le azotaron y finalmente le crucificaron. Él dice a sus apóstoles que sigan creyendo en Él, tal como han creído en el Dios Padre; además, les agrega que Él iría con el Padre, al cielo, y prepararía también para ellos, moradas ahí. Les promete, además, que vendría a la tierra a buscarlos.

De manera que, porque ellos creían en Jesús, también tendrían lugar en el cielo, siendo aceptados por el Dios Padre, y de la misma manera, todos nosotros. Así que, todos aquellos que crean en Jesús, tengan fe en Él y le entreguen sus vidas en arrepentimiento por sus pecados, son aceptados por el Dios Padre en el cielo.

Siguiendo la lectura de Juan 14, ahora Jesucristo les habla de la total unidad que Él y el Padre constituyen, con lo que refuerza sus últimas palabras del versículo 6: nadie viene al Padre sino por mí.

I. EL QUE CONOCE AL HIJO CONOCE AL PADRE

II. ALCANCES ACERCA DE LA DIVINA TRINIDAD

III. JESÚS ORA POR NUESTRA UNIDAD

Conclusiones

El Plan de Salvación revelado en los Evangelios es la acción conjunta de las tres personas que conforman al Dios único y verdadero. Nuestro Señor Jesucristo mismo da a sus discípulos el concepto de la Unidad divina entre el Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Nosotros, que tenemos la Sagrada Escritura completa en nuestras manos, podemos tener el conocimiento de la acción, a través de las diferentes Dispensaciones, de esta Divina Trinidad. Nuestra fe, a pesar de nuestra imposibilidad de comprensión de muchas cosas atingentes a Dios, se refuerza por las Grandes Obras que el Señor hace en nosotros, y que hace y hará en todos los creyentes en Cristo, aquellos que forman, y formarán, parte de su Iglesia Espiritual o Cuerpo de Cristo.

El Señor Jesucristo elevó al Padre su oración mediadora para que su Iglesia sea una con Él; como es uno, Cristo con el Padre; y nos dejó, mientras debamos permanecer en el mundo, al Espíritu Santo para que more en nosotros, y mantengamos esa unidad en el vínculo del Amor y de todo el fruto que nos da el Santo Espíritu. Sólo así podemos evidenciar nuestra unidad al mundo a través de: nuestra adoración y alabanza al Señor; nuestra prédica de la Palabra; nuestro discernimiento en nuestras acciones y pensamientos; la armonía y confraternidad entre los hermanos; nuestra oración, y la Evangelización.

Predicador

Hermano José Trejo Larenas

Fecha

30 de julio de 2017

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