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Himnos
Queridos hermanos: «Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo»:
Cuando Cristo recién resucitó, encontró a los apóstoles con muchos problemas. Al principio, no esperaban que hubiera resucitado en forma literal. Luego de subsanado este importante asunto, y que reconocieran, sin lugar a duda, que había vuelto a la vida, ellos no sabían qué hacer con sus propias vidas, pues no sabían cómo interpretar, o como se aplicaba, la resurrección para ellos.
Hoy, podemos notar que los problemas mencionados continúan reconociéndose en miles de cristianos. Algunos siguen teniendo a un Cristo crucificado, en lugar de uno resucitado. Otros, tienen a un Cristo resucitado, triunfante y en los cielos, pero… ellos mismos, no han comprendido lo que eso significa para sus vidas; no han entendido, al igual que los apóstoles, al principio, que para ellos esa victoria debe transformar sus existencias, convirtiéndolos en hombres y mujeres de acción y poder.
Pido al Señor que bendiga ricamente vuestro culto.
Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes
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Pasaje bíblico
Hechos 1:1-5
Introducción
Lucas nos explica en el libro de los Hechos, que luego de la Resurrección, el Señor quedó con nosotros por cuarenta días antes de su Ascensión.
No siempre asimilamos bien la idea de que el Señor, luego de su resurrección, todavía permaneció más de un mes sobre esta tierra antes de ascender a los cielos para sentarse a la diestra del Padre. Pero, ¿por qué fueron necesarios esos cuarenta días, qué ocurrió durante ese tiempo, por qué cuarenta?
Les invito, con humildad y santo temor, a buscar respuestas para estas interrogantes. Comencemos intentando entender la razón de que fueran cuarenta días:
- Cuarenta días.
- Pruebas y proclamaciones.
- Pruebas irrefutables de su resurrección.
- Demostración de su total inocencia y con ello de la injusticia humana.
- Proclamación, junto al velo roto del Templo, de que el cielo estaba abierto.
- Demostración de que él era el Mesías profetizado.
- Consolidación de los apóstoles.
- Reforzó su fe y afirmó sus ánimos.
- Concluyó el gran programa de enseñanza.
- Los preparó para las nuevas tareas.
Conclusión
La pregunta que debemos hacernos los cristianos es: ¿cómo estoy siguiendo a Cristo? ¿sigo al Señor como al héroe que triunfó resucitando y luego se fue, o lo sigo como el que resucitó y me incorporó a su triunfo para que continuara su obra? Son dos formas muy distintas de seguirle, la primera no motiva y carece totalmente de poder; mientras que la segunda nos debiera mantener día a día como discípulos estimulados, activos y capaces de mover montañas.
Todo cristiano necesita de esa convivencia cercana con el Cristo resucitado que tuvieron los discípulos durante aquellos días tan especiales; lo cual se obtiene al buscar con esmero el rostro del Señor en oración y meditación, confesando nuestros pecados, buscando su voluntad y el camino de la santidad.
y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
2ª Corintios 5:15