La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.
Salmo 119: 130
Queridos hermanos en Cristo:
Demos gracias a Dios por aquellos hombres que llamó para permitir que Su Palabra llegara hasta nosotros en nuestro idioma; personas como: Francisco de Enzinas, Juan de Valdés, Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera. Gracias al Señor por darles el don de la palabra y el de traducir con fidelidad, así como la pasión y el valor para hacerlo.
Sergio Oschilewski Malinowski
Pastor Iglesia Bíblica Las Condes
Lectura Bíblica
Hebreos 4: 12-13.
Introducción
Dios nos dice que Su Palabra es: «viva y eficaz» y que es «más cortante que toda espada de dos filos»; además, que: «penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos», por lo que «discierne (es decir, es «capaz de juzgar») los pensamientos y las intenciones del corazón.» Todo esto, con el fin de motivar al arrepentimiento, a doblegar el corazón, a despreciar el pecado, a limpiar la mente, a contristar al alma, llevando a la persona hacia la perfecta comunión con Dios.
En otras palabras, la Palabra de Dios ilumina, hace aborrecer el pecado y motiva a realizar acciones que beneficiarán la vida de la persona que la busca y se somete a ella, así como a quienes la rodean.
La meditación de hoy, pretende ilustrar este efecto mostrando cuatro encuentros históricos con La Palabra de Dios luego de haber sufrido largos eclipses en los que dicha Palabra no iluminó, sobreviniendo oscuridad y congoja. Comencemos con aquella ocasión en la que Esdras se reúne con el pueblo para exponerles abiertamente La Palabra:
- Un nuevo comienzo.
- Un encuentro prodigioso.
- Un tesoro liberado.
- Un tesoro en tus manos.
Conclusión
¿Estás viviendo un eclipse bíblico, momentos en los cuales evades Las Escrituras con tal de no escuchar su mensaje? Hermano, si Dios te está hablando por Su Palabra, no lo evadas. Hacerlo es atentar contra ti mismo. Si te das cuenta de que Dios te quiere comunicar algo, haz como Samuel y dile: «Habla, porque tu siervo oye.» (1ª Samuel 3: 10b); deja que la santa y divina espada espiritual escudriñe tu vida, es posible que duela e incomode, pero esto es bueno, pues es signo de vida, de amor, de protección y de sanidad. No desaproveches la bendita oportunidad.
La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.
Salmos 119: 130