Revisa el informativo dominical
Himnos
Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, … El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, …
Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron:
¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
Lucas 23:55a; 24:1a-6a
No está aquí, sino que ha resucitado.
Este anuncio hecho por los ángeles y luego retransmitido durante siglos por los discípulos del Señor, debemos seguir proclamándolo con voz clara y firme, por doquier, escúchenlo o no.
¡FELICIDADES, HERMANOS!
¡El Señor Resucitó y hoy vive en gloria!
Él vive, por lo que todas sus promesas se cumplirán, así que no desmayemos sino que confiemos y descansemos en Su palabra, aunque los días sean malos.
A continuación, les invito a desarrollar el culto dominical, utilizando como base este boletín y lo preparado con mucho cariño en nuestra sitio web.
Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes
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Cita Bíblica
Juan 20:24-29
Introducción
El desconfiado y escéptico Tomás fue sobrecogido y convencido de la resurrección del Señor sólo cuando estuvo frente a él y a aquellas cicatrices que retuvo; ellas fueron un concluyente testimonio que desarmaron por completo su persistente incredulidad.
Muchas heridas marcaron el cuerpo del Señor durante su pasión y muerte; están las producidas por el látigo, los golpes y brutales agresiones contra su rostro, las producidas por la corona de espinas, así como las producidas por los clavos y la lanza que atravesó su costado. Es interesante notar que, luego de su resurrección, se destacan tres tipos de heridas que él quiso mantener sobre su bendito cuerpo. Me refiero a aquellas que marcaron sus manos, sus pies y su costado.
Aunque todas las heridas del Señor hablan de su amor por nosotros, se puede apreciar también, que ellas nos entregan mensajes para nuestro recuerdo y para mantener viva nuestra pasión cristiana.
Consideremos, pues:
- La herida del costado. Esta herida, y la sangre derramada, nos hablan, entre muchas otras cosas:
- Del Nuevo Pacto en su sangre.
- Del futuro Reino Milenial.
- Del nacimiento de la Iglesia.
- De la provisión para limpiarnos del pecado.
- De la libre entrada al cielo.
- Las heridas de sus manos.
- Las heridas de sus pies.
Conclusión
El Hijo del Hombre salió triunfante de la tumba para reinar con la gloria que tuvo antes de la fundación del mundo. Ahora, las cicatrices son guardadas y exhibidas como recuerdo del triunfo eterno ganado en la cruz. Son cicatrices que simbolizan: el amor llevado a su máxima expresión; el precio de la redención del hombre y de la Creación; la total victoria sobre el pecado y Satanás; el derecho de llevar adelante todo juicio; el derecho de recibir todo honor, gloria, honra, poder; y mucho más.
Algún día veremos esas cicatrices y entonces, de nuestro corazón junto a una emoción desbordante, brotarán ríos de gratitud para aquel que dio su vida por nosotros.
He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.
Apocalipsis 1:7