Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
Hechos 16: 31
En la primera parte de este mensaje consideramos como el ocultismo constituye, en el día de hoy, parte de la vida cotidiana. No obstante lo anterior, lo más preocupante es comprobar cómo millares de cristianos, los llamados a ser luces vivientes y vigías bien despiertos, y que por lo tanto, deberían estar alertando y a la vez asqueados con esta situación, se encuentran cómodos e indiferentes dando, de muchas formas, «lugar al diablo.» Lamentablemente, estos cristianos cómodos se han contaminado y han dejado de alertar a las nuevas generaciones, quienes son devoradas por las sombras espirituales.
En esta segunda parte del estudio, continuaremos revisando, lo que llamamos el ABC de prácticas que están estrictamente prohibidas para todos los hombres y por supuesto, con mayor razón para los redimidos. Luego, veremos las consecuencias de la desobediencia, y finalmente un buen remedio basado en las palabras del apóstol Pablo: «comprobando lo que es agradable al Señor.» Efesios 5:10
Pensemos en lo siguiente: En Deuteronomio se advierte; «y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema.» (Deuteronomio 7:26)
Todos los padres estamos alertas respecto de aquellas personas que se acercan a nuestros niños, con mayor razón si tienen un aspecto sospechoso; nunca dejarías a tus hijos con alguien que golpeara a tu puerta y se ofreciera a cuidarlos; todo lo contrario, seleccionas con mucho cuidado al momento de buscar quien se quedará con ellos mientras sales con tu cónyuge. Tomamos precauciones respecto a los amigos con quienes ellos se juntan, pues no soportamos la idea de que alguien los pudiera dañar física y/o moralmente. Sin embargo, muchos padres, sin darse cuenta cabal, dejan a sus hijos sin protección alguna en manos de programas de TV que harán un daño, muchas veces irreparable; los dejan en manos de libros cuyos autores los introducen sutilmente en el mundo del espiritismo, la magia y la brujería, produciendo daños tan terribles como la temida caída en el mundo de las drogas; los dejan en manos de Internet, con los buenos aportes, pero también con un universo de maldad al alcance de sus almas, sin molestarse en colocar filtros o establecer reglas referente a su uso. De este modo, se traen a casa “cosas abominables” que conllevan “anatemas” a la familia y a la iglesia local.
Los padres, están llamados a ser vigilantes y capacitadores. Vigilantes no solo en cuanto a las personas que tienen mal aspecto o que son reconocidos como seres de malas costumbres, sino también vigilantes de lo que los hijos leen, ven y escuchan, pues son más los villanos que acechan por estos medios que aquellos de apariencia malévola que transitan por la calle. También deben ser capacitadores, pues deben instruir a los niños en cómo discernir y defenderse de aquellos infames que usan el intelecto, las emociones y las debilidades propias del infante y luego del adulto.
Sin embargo, día a día, descubro un problema por el cual este llamado parece infructuoso, aun entre padres cristianos, y es que demasiados padres tampoco tienen filtros ¿cómo pues discernirán sobre lo que entra a sus hogares?
Padres, consagremos nuestras vidas al Señor y aprendamos a filtrar lo que entra en nuestros hogares y enseñemos a nuestros hijos a discernir entre lo santo, lo secular y lo abominable.