Te exijo la verdad

Cita Bíblica: 1ª Reyes 22:29-40

Introducción.

El rey Acab, personaje central de nuestra lectura, fue el séptimo rey de Israel, gobernando por 22 años. Es catalogado por Las Escrituras, como el peor rey de Israel. Se dice de él, que provoco a ira al Señor más que todos los reyes anteriores a él. Como consecuencia de lo anterior, Dios castigo a Israel con tres años de sequía y hambre, hasta que el profeta Elías desafió y eliminó a los profetas de Baal, en el monte Carmelo.

Su esposa fue una mujer pagana, hija del rey de Tiro, y ferviente adoradora de Baal. Acab le construyo en Samaria, un templo y un altar consagrado a Baal y a la diosa Asera. La malvada Jezabel, aprovechando su calidad de esposa del rey, ordeno la muerte de todos los profetas de Jehová que pudo apresar.

El rey Acab poseía un gran ejército y obtuvo grandes victorias, anunciadas por Dios mismo. Aquí lo vemos en su última batalla, acompañado de su consuegro, el Rey Josafat de Judá. Su hija Atalía se caso con Joram hijo de Josafat, formando una alianza que traería, a la postre, duras consecuencias para el reino de Judá.

Al leer la historia de este rey, llama la atención el que Dios tuvo bastante paciencia y misericordia con él. Le fueron otorgados muchos triunfos en batalla, lo que le permitió, ampliar su territorio. En su muerte el Señor le otorgo algunos beneficios debido a su aparente arrepentimiento. No obstante, también vemos que muy seguido, Dios advirtió en forma muy dura por medio de los profetas las consecuencias que traería su idolatría.

I. LAS ADVERTENCIAS DE DIOS

II. LA RESPUESTA A LA ADVERTENCIA

III. EL CUMPLIMIENTO DE LA ADVERTENCIA

Conclusión.

Las advertencias de Dios están muy bien detalladas en la Biblia y no debemos dejar de prestarles atención, debemos ser capaces de distinguirlas y no ser indiferentes, sus amonestaciones nos deben llevar a corregir nuestros errores.

Nadie se puede esconder de los juicios de Dios, tarde o temprano la mano de Dios alcanzará. Así como hablamos de un Dios de Amor, también debemos hablar de un Dios de justicia, y la suya es bastante severa o diría mejor, muy justa.

Los creyentes no estamos llamados a juicio, pero eso no significa que podamos hacer lo que queramos, hay muchas advertencias para nosotros y el Señor espera más de nosotros.

Josafat tenía mucho más responsabilidades que Acab, el venia del Reino del Sur, donde estaba el lugar de adoración que el Señor había decretado, estaban también los sacerdotes y todo el culto, como el Señor lo había indicado. La responsabilidad de Josafat era saber muy bien las ordenanzas del Señor, sin embargo, lo vemos pasar por alto muchas de ellas, entre otras: no escuchar al profeta de Jehová, estar en el lugar equivocado, con las personas equivocadas y haciendo alianzas no permitidas.

Los creyentes tenemos la responsabilidad de permanecer separados para Dios. No dudemos que si andamos en forma indebida, el Señor se encargara de corregirnos, y entonces, habrá que ser obediente a las correcciones.

Dios advierte a diario, lo importante es saber que sé hacer con esas advertencias, lo más sano es escucharlas con mucha atención y ponerlas en práctica.

«Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso.» Job 5:17b

Predicador

Hermano Julio Salvador Álamo

Fecha

24 de abril de 2016

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