Muy amados hermanos

Estando a las puertas del año 2015, reconocemos, con emoción y humildad, que la bondad, fidelidad y misericordia de nuestro Señor fueron una realidad muy sentida, durante cada día del año que pronto concluirá.

Podemos preguntarnos, ¿hicimos todas las tareas encomendadas? Es muy posible que no; esto es motivo de dolor y vergüenza, pero no nos quedemos con la cabeza agachada y con actitud de vencidos. Pidamos al Señor, perdón por la pereza y la indolencia, y roguemos por nuevas fuerzas, nueva pasión y más amor hacia nuestro Señor y su Causa.

Notamos cómo las advertencias bíblicas se cumplen y sabemos que el año 2015 implicará más desafíos, valor y negación, pues el adversario, como león rugiente, acecha. Siguiendo el consejo del Espíritu Santo, mantengámonos sobrios y velando: por la familia, por la Iglesia, por las almas que nos rodean, y por nosotros mismos.

En lo personal, no puedo dejar de agradecer a aquellos hermanos, cuyo apoyo moral, espiritual y físico, sentí en forma constante, tanto en los momentos difíciles, como en los momentos de triunfo. Ruego al Señor que les recompense ricamente por su amistad incondicional, y por sobre todo, por su amor a nuestro Salvador y la tarea encomendada.

Reciban todos, mis más sinceros deseos de salud, prosperidad, pero, por sobre todo, de grandes triunfos espirituales para el año que se avecina.

Predicador

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski

Fecha

28 de diciembre de 2014

Etiquetas