Hijo de David

Muy estimados hermanos en la fe:

Les saludo pidiendo a nuestro Señor que su gracia y su paz sean con cada uno de ustedes.

En esta ocasión, el hermano Julio nos llevará hasta los límites de la antigua ciudad de Jericó, donde ocurrió un encuentro tan dramático y ejemplificador que Dios lo dejó grabado en Las Sagradas Escrituras como una lección viva para las futuras generaciones. El Señor nos hable hoy, abramos, pues, atentamente, nuestros oídos.

Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes

A las 11:00 horas, le invito a incorporarse al Culto Dominical, conectándose a nuestra transmisión directa desde el local de la Iglesia Bíblica Las Condes.



Pasaje bíblico

Mateo 20:29-34.

Introducción

El relato leído nos sitúa en los últimos días de Cristo antes de la cruz; de hecho, Él iba camino a Jerusalén en su última semana antes de la crucifixión; pero, a pesar de tener frente a él esa gran y terrible tarea, tuvo el tiempo necesario para detenerse en el camino con el fin de entregar palabras de mucha ternura a dos mendigos ciegos.

Pero ¿por qué se detuvo Jesús? ¿qué fue lo que despertó esa ternura en Él? ¿qué dijeron o hicieron estos hombres para llamar su atención?

Este milagro es muy instructivo y deja grandes enseñanzas al buen observador. En este pasaje se revelan ciertas verdades espirituales que merecen nuestra especial atención. Al día de hoy, han pasado muchos años de esos acontecimientos y, aun así, hay muchos que todavía no son capaces de ver lo que estos hombres vieron.

En esta oportunidad, les quiero invitar a considerar este episodio fijando nuestra atención en la actitud de estos dos hombres. Consideremos:

  1. Su perseverancia (Mateo 20:29-31).
  2. Su fe (Mateo 20:30).
  3. Su recompensa (Mateo 20:32-34).

Conclusión

Estos dos hombres fueron testigos y, más aún, receptores de la enorme misericordia de Cristo. Perseveraron en llamarlo, reconocieron sus atributos, alabaron su nombre, reconocieron su Señorío, creyeron en sus palabras, pero, por sobre todo, creyeron en su gran poder.

En ese gran día, con una gran multitud de testigos, no solo recibieron la vista física, sino que lo más importante, recibieron la vista espiritual y tomaron la gran decisión de seguir a Cristo.

Quien desee de corazón recibir la salvación, tendrá que observar muy de cerca la conducta de estos hombres que aprovecharon la oportunidad que se les brindó, quizás la única. Perseveraron en su búsqueda, a pesar de que se les llamo a callar, demostraron la fe necesaria y recibieron la mejor retribución a esa fe, un encuentro personal con Cristo.

¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

Mateo 20: 30b

Predicador

Hermano Julio Salvador Álamo

Fecha

22 de enero de 2022

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