Queridos hermanos:
En este mes estamos conmemorando cuarenta años de vida como iglesia local. Aunque las circunstancias son complejas, estamos estudiando la mejor manera de celebrarlo en un futuro cercano, sin riesgos y sin transgredir las disposiciones de la autoridad sanitaria. Seamos muy agradecidos por cuanto, a pesar de las dificultades que nos ha tocado vivir durante los últimos años, hemos llegado a una fecha tan significativa.
Les motivo a no cejar en la oración, a enfrentar con valor y sacrificio el trabajo que se presenta, a no retroceder ni desviarnos de la senda que el Señor nos ha trazado y también a descansar y renovar fuerzas en la comunión con nuestro Salvador y las esperanzas que nos ha dejado como luces de faros que nos señalan el rumbo y el feliz futuro.
Una vez más les saludo usando palabras del gran apóstol Pablo:
Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.
Filipenses 4: 1
Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes
Si usted se encuentra impedido de asistir al local de la Iglesia, le recordamos que puede conectarse a nuestro culto dominical en horas de la tarde del domingo, por medio de nuestro canal de YouTube.
Cita bíblica
Mateo 19: 3-6.
Introducción
Luego de reflexionar sobre la posición que ocupa el ser humano respecto al resto de la Creación, entramos a considerar las interacciones fundamentales con las cuales el Señor relacionó al hombre desde su creación (parte I y parte II), destacando su relación con Dios y su relación con el trabajo (parte III).
En esta oportunidad, nos preocuparemos de la interacción del hombre con una compañía humana perfectamente idónea.
- Creación de la mujer.
- La unión suprema.
- Unión en idoneidad.
- Idoneidad fundamental.
- Idoneidad de naturaleza.
- Idoneidad espiritual.
- Idoneidad sexual.
- Idoneidad en cuanto a disponibilidad.
- Idoneidad complementaria.
- La idoneidad después de la caída.
- Idoneidad fundamental.
- Unión con roles asignados.
Conclusión
El matrimonio fue concebido para que un hombre y una mujer se complementaran, se apoyaran, se acompañaran, lucharan juntos por metas físicas y espirituales; para alcanzar entre sus componentes la máxima expresión de amor, amistad y placer. La pareja unida en matrimonio ha sido llamada a alcanzar una unidad que no se encuentra en ninguna otra relación.
Para que un matrimonio pueda alcanzar la realización que Dios les pone por meta, resulta indispensable respetar los principios establecidos en las Escrituras desde el comienzo de la creación humana; en breves palabras: la compañía idónea debe compartir la misma naturaleza; debe ser del sexo opuesto; no puede estar ya unida en matrimonio con otra persona y, en el día de hoy, debe ser una persona redimida por Cristo. Dios, por medio de la Biblia prohíbe enfática e inapelablemente la alteración a estas reglas.
Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
Mateo 19: 6