De las lágrimas a la alabanza

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Cita Bíblica: Salmo 61:1-4

Introducción

Este pequeño y breve Salmo, es el clamor de un hombre elevando oraciones a Dios, un hombre que se encuentra ya casi sin fuerzas.

Sin duda, este pequeño salmo es una perla dentro de las muchas que encontramos en las Escrituras. Cuando muchas veces faltan las palabras para dirigirse a Dios en tiempos de angustias, este salmo nos proporciona las palabras precisas para eso.

Al parecer el salmista, en este caso David, se encontraba en serias dificultades, lo más seguro es que se hallaba lejos de su palacio y trono, por la persecución que inició su hijo Absalón en contra de él.

Pero, a pesar de estar en tiempos de aflicción, él supo acudir en oración al Dios que muchas veces lo había amparado, y vemos como encuentra alivio, recordando las maravillosas obras de Dios a su favor.

Hay cuatro aspectos muy interesantes de analizar en la oración de David, los invito a que juntos podamos descubrir esos aspectos que hacen que esta oración sirva de ejemplo a nuestras vidas.

  1. Su clamor (Salmo 61:1, 2a)
  2. Su anhelo (Salmo 61:2b)
  3. Su refugio (Salmo 61:3)
  4. Su seguridad (Salmo 61:4)

Conclusión

El gran rey David fue el más grande entre los reyes de Israel, un rey escogido por Dios, un rey valeroso, defensor de su pueblo y el más grande en batalla; su reinado fue de esplendor y gloria. Pero todos esos logros no son comparables con sus logros espirituales: llegó a ser catalogado por Dios como «un varón conforme a su corazón».

Cuando uno lee el Salmo 61, se puede entender el porqué Dios le da ese apelativo; él supo clamar a Dios en momentos de dificultad y angustia, porque entendía que no hay otro como su amado Dios. Cuando se sintió débil y pidió a Dios ser llevado a la roca para obtener refugio y ayuda, comprendía muy bien que el único refugio que un creyente debe anhelar no es más que su propio Señor. Luego, supo agradecer por cada favor que Dios le había otorgado; pero también supo agradecer por lo que Dios le daría en el futuro. David, empezó con lágrimas y terminó alabando a Dios. Además, le prometió su fidelidad.

Este es un gran ejemplo de lo que la oración puede otorgar, es un ejemplo no para admirar de lejos, sino que para aplicar a nuestra vida.

Como creyentes, debemos comprender que el único refugio válido, sólo es el gran y poderoso Dios que tenemos, Él está ahí para escucharnos y socorrernos, pero para que eso ocurra necesitamos alzar nuestra voz y humillar nuestro corazón ante Él.

En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación.

Salmo 62:1

Predicador

Hermano Julio Salvador Álamo

Fecha

22 de agosto de 2020

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