Muy estimados hermanos:
Cada día estamos enfrentando nuevos desafíos, conociendo realidades nunca antes vistas, que producen dudas, inquietudes y, aún, angustias que ponen a prueba nuestra fe. Cuando sintamos que nuestros cimientos vacilan por la fuerza de los vientos, recordemos al rey David quien, a pesar de las dificultades, sabía muy bien que Dios jamás le fallaría, y oraba:
Mas yo en ti confío, oh Jehová: Digo: Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos;…
Salmos 31: 14-15a
Sigamos el ejemplo y descansemos pensando firmemente que nuestros tiempos también se encuentran en la mano de Dios; nada se ha escapado de Su control; nada es desconocido para Él; sigamos confiando en su providencia, pues Él es nuestro Padre y nos ama; descansemos pensando que Él hará que sus propósitos se cumplan en nosotros.
El Señor les ampare, fortalezca vuestra fe y les otorgue salud.
Pasaje bíblico
Marcos 4: 35-41.
Introducción
En este episodio descrito por los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas, destaca el que Jesús se encontraba en una barca con sus discípulos y que, a pesar de ello, son azotados por una fuerte tempestad la cual Jesús calma con sus poderosas palabras. Por lo anterior, podemos entender el pasaje como un conjunto de lecciones especialmente dirigidas a aquellos que ya navegan con Cristo en sus vidas. Les invito a considerar este importante episodio dividiéndolo en las siguientes secciones:
- Con Jesús en la barca (Marcos 4: 35-36).
- Una tempestad azota la barca (Marcos 4: 37).
- Los discípulos acuden a Jesús (Marcos 4: 38).
- Jesús entra en acción y les instruye desde la barca (Marcos 4: 39-41).
Conclusión
Al finalizar, les invito a hacerse dos preguntas elementales.
La primera es: ¿está Jesús en mi barca? ¿navega conmigo cualquiera sea la condición del tiempo?
La segunda pregunta es para los que han contestado «sí» a la primera: ¿en qué lugar de la embarcación se encuentra? Lo cual es similar a preguntar: ¿qué lugar ocupa Jesús en mi vida? ¿es un huésped de honor, un huésped útil, un huésped molesto? ¿o es el dueño y capitán de mi barca?
porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de tal manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.
Hebreos 13: 5b-6