Muy estimados hermanos en Cristo Jesús:
Cada día podemos apreciar cómo más y más indicadores (sociales, espirituales, morales, geopolíticos, naturales y de salud) nos señalan que el tiempo de la venida del Señor se acerca. En lo que respecta al gran tema de las misiones, lo anterior involucra, al menos, dos consecuencias: por una parte, la dificultad creciente, predicha en Las Escrituras, para sembrar la buena semilla; y, por otra, la necesidad de contrarrestar esta situación con un despertar hacia el trabajo misionero personal, ya que se requiere avivar al misionero que hay en cada uno de nosotros.
En este mes de misiones, consideremos el gran desafío personal que estamos viviendo los cristianos, no solo para mantener nuestra comunión con el Señor en santidad, sino que también para transmitir el plan de Dios para salvar otras almas, es decir la dimensión misionera de la vida cristiana.
Que nuestro Señor nos guíe para que sea en cada uno de nosotros una realidad lo dicho en Proverbios 10:
Manantial de vida es la boca del justo
Proverbios 10: 11a
Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes
Si usted se encuentra impedido para asistir a nuestro culto dominical presencial, le invitamos a conectarse con nosotros a las 11:00 a nuestra transmisión directa desde el local de la Iglesia Bíblica Las Condes.
Pasaje bíblico
Mateo 13: 1-8; 18-23.
Introducción
El Señor enseña que, al sembrar la semilla, símbolo de las Buenas Nuevas, ésta se posará en diversos terrenos; mucha de ella brotará y aún crecerá, pero solo una porción encontrará buena tierra para que, además de crecer, llegue a dar frutos, con lo cual se constata una nueva vida en Cristo.
Hoy quiero invitarles a meditar en el hecho de que los cuatro tipos de terrenos, o bien, esos cuatro tipos de corazones descritos en Mateo 13, constituyen nuestro universo de trabajo y para nosotros es imposible diferenciar unos de otros; solo el fruto dará testimonio de una auténtica salvación.
Nuestra visión solo nos permite ver terrenos de siembra y una labor que cumplir: sembrar, cerca y también lejos, pues todos ellos, lo sepan o no, lo quieran o no, tienen la gran necesidad de recibir la bendita semilla. Con el fin de analizar esta variedad de terrenos y nuestra relación con ellos, podemos conjugar el verbo necesitar:
- Yo necesito (Lucas 18: 13).
- Tú necesitas (Juan 1: 40-42a).
- Él necesita (Juan 4: 28-30).
Conclusión
Misiones es más que ir a lejanas tierras, es una actitud, una forma de vida, que es esperable de todo redimido. Un cristiano es un misionero en su casa, en su barrio, en su trabajo, en sus estudios, en su club, en su propia iglesia y, si el Señor lo llama, también lo será en otros puntos del país, e incluso más allá de las fronteras.
Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús.
Juan 1: 41b, 42a