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Himnos
Un cordial saludo a todos mis hermanos y amigos:
Para mantenernos con buena salud espiritual y en constante crecimiento, nuestro Señor ha procurado no sólo que tengamos buena doctrina, que trabajemos en Su Obra, y de que haya buena comunión entre los hermanos; sino que, además; desarrollemos la actitud del que se encuentra velando para: no caer en tentación; no ser deprimido por las pruebas duras; realizar con eficiencia nuestro ministerio; repudiar toda intromisión mundana a nuestra vida y a la iglesia, y para esperar con gozo y expectativas el regreso de nuestro Señor por nosotros.
En el día de hoy, les invito cordialmente a considerar este asunto que a todos nos atañe. El Señor bendiga vuestra reunión y toda la semana que hoy comienza.
Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes
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Pasaje bíblico:
1ª Tesalonicenses 5:1-8
Introducción
La Palabra nos exhorta a esperar al Señor: velando, y con sobriedad. A decir verdad, en muchas ocasiones, Dios, nos insta a velar, lo cual implica tomar una actitud vigilante, atenta, de total preparación para esperar lo que viene.
Lo opuesto a velar es dormir, lo cual implica: estar despreocupados, distraídos e indiferentes. Lo que debemos preguntarnos cada día es: ¿Cuál es mi actitud, en este preciso momento, frente a la venida del Señor por su Iglesia: la de uno que vela o la de uno que duerme?
Este es un tema importante para todos los convertidos, pues, en un abrir y cerrar de ojos estaremos ante el Señor Jesucristo, no sólo para morar por siempre con él en las moradas celestiales que él mismo preparó, sino que también, para responderle sobre nuestro desempeño como sus hijos y embajadores. Considerando como base de nuestra meditación el versículo seis de la lectura, vemos que nos insta a velar:
- Velar.
- ¿Qué es velar?
- ¿Por qué hay que velar?
- Cómo velar.
- Iluminados.
- Atentos.
- Sacrificialmente.
- Sobriamente.
- Motivación para velar.
- El amor.
- La obediencia.
- Evitar la confusión.
- La expectación de lo mejor.
Conclusión
Hubo cosas que el Señor no nos quiso decir, con tal de motivarnos a «velar». El conocer el tiempo exacto de Su Venida resultaría contraproducente, por causa de nuestra fragilidad, pues nos confiaríamos en la fecha revelada y, lo más probable, es que nos relajaríamos y aun dormiríamos, esperando dicha fecha. Por su parte, el velar nos edifica, pues nos hace estar ejercitados y atentos.
¿Qué tanto se parece nuestra actitud a la de uno que se encuentra velando?
No es difícil darse cuenta de que una importante cantidad de cristianos, no se encuentra velando, sino asimilándose cada vez más al mundo, fundiéndose con él. Pero, tú, mi hermano, debes velar sobriamente, como el Señor lo demanda. Animémonos unos a otros con esta consigna: «velemos y seamos sobrios»
Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos.
1ª Corintios 16:13