Revisa el informativo dominical
Himnos
Hermanos amados:
En el día de hoy, nuestro hermano Julio nos lleva hasta el libro del profeta Habacuc, su realidad y sus impresionantes declaraciones que muestran su fe, amor y esperanza en el Señor. Aun cuando es un libro de solo tres capítulos, su riqueza es enorme y con elementos que lo hacen muy apropiado para los tiempos que estamos viviendo. Es mi oración que el Señor trabaje vuestras vidas por medio de la meditación de hoy.
La paz y la gracia de nuestro Señor sean con ustedes y vuestras familias.
Sergio Oschilewski M.
Pr. I. Bíblica Las Condes
Escucha el audio de mensaje
Pasaje bíblico
Habacuc 3:16-19
Introducción
El breve, pero hermoso libro de Habacuc nos entrega, sin lugar a dudas, grandes lecciones. Pareciera que este escrito está muy lejos de la realidad que se vive hoy, sin embargo, es todo lo contrario. Del autor es muy poco lo que se sabe; de su nombre y oficio nos enteramos por el mismo libro. Por el diálogo que sostiene con Dios, descubrimos en este personaje una comunión íntima con Su Señor y, por sobre todo, una fe digna de imitar; la clase de fe que el Señor espera de sus seguidores; una fe inquebrantable que es imposible de doblegar por el enemigo, a pesar de los tiempos o las circunstancias que se puedan estar viviendo.
En el capítulo tres del libro, encontramos las hermosas palabras que Habacuc eleva en oración a su Dios y, específicamente en la lectura de hoy, encontramos el cierre del diálogo sostenido entre Dios y el Profeta. Habacuc, pasa después de un largo dialogo con Dios, donde sus quejas y asombro son respondidos, a tener un cambio radical en su actitud, pues nos muestra una total dependencia y una total confianza en la voluntad de Jehová.
En esta breve lectura, el Señor por medio de la experiencia de vida del Profeta nos da grandes lecciones; los invito a ver solo algunas de ellas, las que nos pueden ayudar a pasar difíciles momentos de nuestra vida, como los que él vivía en ese instante.
I- TEMOR
II- CONFIANZA
III- GOZO
Conclusión
En la vida hay y habrá muchos momentos difíciles, eso no lo podemos evitar; la pregunta es ¿Cómo los enfrentaremos? Sin duda hay una sola forma: confiando en las promesas de nuestro Dios y en una íntima comunión con Él. Así lo hizo el Profeta, él vio la destrucción, sin embargo, confió y se regocijo en su Dios.
En los tiempos que vivimos parece que todo va en contra de las cosas fundamentales de Dios, va en contra de sus leyes, en contra de su voluntad y lamentablemente, los juicios se acercan y no se pueden detener, porque él los ha anunciado.
¿Qué haremos entonces, dejaremos que las cargas pesadas nos hundan en un pozo oscuro donde no hay salida, y nos mantengan con constante miedo y paralizados? Pienso que es mejor sumarnos al sentir del Profeta y con la ayuda del Señor, decir:
Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. (19) Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar. (amen)