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Cita Bíblica: Salmo 33:8-15
Introducción
La lectura de hoy refuerza la enorme verdad de que los hombres y las naciones no se mandan solas, como muchos pretenden; la Palabra es clara al decir que Dios está observando el quehacer de todos los moradores de la tierra y que se encuentra atento «a todas sus obras.» (Salmos 33:15b).
En la primera parte de esta meditación afirmamos que Dios es Señor del cielo y de la tierra, por sobre cualquier señorío, y que Dios es quien ha prefijado a los hombres sus tiempos y sus límites, o fronteras, por lo tanto ha constituido a las naciones.
El Salmo 24:1 recuerda a todo hombre que: «De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.» Por lo tanto, Dios es Señor soberano sobre el cielo, la tierra, todos los poderes, y las personas; esto es tan válido ayer como hoy.
Veíamos que Dios, manda a todos los seres del mundo, sin importar pueblo, linaje o raza, que se arrepientan ante él. Sólo hay un Dios vivo al que se debe obediencia y adoración, el cual demanda arrepentimiento real para recibir perdón, y así entrar en comunión con él, esto es válido, tanto ayer como hoy.
Finalmente, vimos que un día todos los pueblos serán juzgados.
Todas las naciones están sometidas al escrutinio de Dios y tienen establecido un límite para su mal actuar; este tema trasciende las dispensaciones, pudiendo apreciarse el actuar disciplinario de Dios en diversos tiempos.
La misericordia de Dios es la que demora estos juicios, no obstante, en ocasiones, Su paciencia, debido a la blasfemia, la impiedad, la apostasía y el desafío directo a Él, llega a su límite y da lugar a la manifestación de su justa ira, la cual conlleva castigos y disciplinas, entre los cuales reconocemos los llamados «desastres naturales» como: sequías, erupciones, terremotos y tsunamis; además de: pestes, caos social y gobiernos tiránicos.
- Nuestro pueblo
- Sus obras
- Ejemplos
- La presencia cristiana
- Consecuencias
Conclusión
Estamos tan acostumbrados a ofender a Dios, tan acostumbrados a contar con la paciencia del Señor, tan acostumbrados a posponer un encuentro sincero ante nuestro Creador que aun muchos cristianos se han vuelto insensibles y poco temerosos ante la presencia de aquel que es: tres veces santo.
Para los cristianos tibios es bueno recordar lo que el Señor le dice a la iglesia de Sardis: «Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.» (Apocalipsis 3:3)
A todos los habitantes de la tierra cuyo corazón está lejos de Dios, el Salmo 33:13-15, les recuerda:
Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres; desde el lugar de su morada miró sobre todos los moradores de la tierra.
Él formó el corazón de todos ellos; atento está a todas sus obras.
¿Qué ve Dios cuando escudriña tus obras?