Todo el viaje encomendado a Dios

 “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.” Salmo 127:1

    Hace algunos días, el catorce de abril, se recordaba, una vez más, la tragedia del trasatlántico Titanic, una de las tragedias que más ha conmovido a la humanidad.

     ¡Qué gran inicio tuvo la existencia del Titanic! ¡Cuánto trabajo, capital, obras asociadas, ingenio, y vidas, fueron movilizadas como consecuencia de su construcción! Luego, ¡Con cuánta pompa, alegría y expectación comenzó su viaje inaugural!

     No obstante, el día 14 de abril de 1912, a sólo cuatro días de su partida, brusca y rápidamente todo cambió. Las risas se tornaron en gritos de angustia y terror, la alegría en llanto, las fiestas en ceremonias fúnebres. La vida del gran barco fue efímera, segando mil quinientas diecisiete vidas humanas, mil quinientas diecisiete ilusiones, mil quinientos diecisiete proyectos de vida. 

     Aún cuando la tragedia de este gigante de los mares ha dado lugar a multitud de lecciones; en lo personal, una de las principales que rescato para mí, es que nada importa la magnificencia y alegría de la partida si el viaje entero, incluyendo la llegada a puerto no es también satisfactoria y feliz. 

     Aplicando lo anterior a la vida del creyente, diría que nada importa la magnificencia del comienzo de la carrera cristiana, si con el pasar del tiempo comienza a entrar el agua del mundo a nuestra vida, dañando así el viaje y haciendo que el servicio y testimonio desaparezcan bajo la superficie. 

     Luego, aparte del viaje principal que nos convierte en peregrinos de este mundo, podemos preguntarnos: ¿En qué otro “viaje” me encuentro embarcado? ¿En qué proyecto de vida? ¿Lo consulté y encomendé a Dios? ¿Puedo glorificar a Dios durante todo el proyecto? ¿He continuado orando luego de iniciarlo?

     Cuando hablo de “otro viaje” me refiero a: matrimonio, hijos, inicio de un negocio, cambio de rumbo en el negocio ya establecido, cambio de casa, compra de un auto u otro artículo, planificación de vacaciones, elección de un colegio para los niños, elección de una carrera en instituto o universidad, tratamientos médicos, busca de trabajo, inicio de una dieta, etc. En realidad, toda nuestra vida constituye un proyecto que debemos poner en las manos de Dios, todos los días y hasta el último momento de vida. La idea es: todo el viaje (nuestra vida) debe estar encomendado a Dios.

     “Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados.” Proverbios 16:13


                                                                                                                                                                                                 SOM

Oración

     Para comenzar el período de oración les sugiero algunos motivos:

Adoración, Alabanza y Gratitud:

Adoremos al Señor por ser “nuestro Hacedor.”

En el Salmo 95:6 leemos: “Venid, adoremos y postrémonos; 

arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.”

¡Sí, Dios nos hizo! No somos producto del frío azar. 

En nuestra creación se encuentra un amor imposible de medir, 

así como un sublime propósito por parte de Dios  

¡Cuánta gracia hay en todo lo que implica nuestra creación!

Gratitud al Señor por su gran paciencia.

    La paciencia del Señor para con los seres humanos es inmensa e incomprensible; gracias a ella, todavía se encuentra abierta la puerta de la salvación para todo aquel que quiera entrar por ella. Gracias a la paciencia divina, aún podemos realizar nuestra preciosa labor como pregoneros de las Buenas Nuevas

Peticiones:

Por la reunión de las Damas Jóvenes.

    Sigamos apoyando esta gran iniciativa. Me alegra mucho que ellas continúen interrelacionándose y buscando formas de realizar sus reuniones y compartir temas en forma no presencial. El Señor las bendiga.

Por la reunión de los Jóvenes.

    Es hermoso ver la perseverancia de nuestros jóvenes por reunirse utilizando los recursos que brinda la tecnología. El Señor les siga alentando, prosperando y guiando en todo.

Las tareas que el Señor nos tiene preparadas para los próximos meses.

    Pidamos sabiduría y dirección para continuar desarrollando nuestro calendario de actividades en función de los tiempos que estamos viviendo. Doy gracias al Señor por las iniciativas, por el ánimo y trabajo de todos los hermanos que han hecho posible el desarrollo de nuestro programa, a pesar de todo.

Busquemos la voluntad del Señor en nuestras vidas.

    Dios nos enseña que su voluntad es: buena, agradable y perfecta. Es una voluntad que siempre anhela lo mejor para nosotros. Sin embargo, no es extraño que se la evite y no se busque, aunque se diga lo contrario. Que nuestro Señor ponga en nosotros un fuerte anhelo por buscarla y realizarla.

Sabiduría para dar un buen uso a nuestros sentidos.

    ¡Qué maravillosos son nuestros sentidos!: la visión, el oído, el gusto, el tacto y el olfato. Todo lo bello que nos rodea, nos llega por medio de ellos; pero, también, mucho de lo malo. Pidamos sabiduría al Creador de ellos para darles un uso sabio y edificante: que el ver, el oír, el gustar, el tocar y aún el oler, estén totalmente subordinados a nuestro Señor.

El Cuerpo Directivo de la Corporación.

    En nuestra calidad de iglesia-miembro de la Corporación de Iglesias Bíblicas de Chile, debemos orar por su Cuerpo Directivo, el cual desempeña tareas que abarcan: aspectos doctrinales, legales, financieros, comunicacionales, pastorales, y otros.

Peticiones en las cuales insistir:

Salud y renovados ánimos para nuestros ancianos.

    Mantengamos en oración a estos hermanos, pues son uno de los grupos más afectados por la pandemia. Pidamos que sean protegidos del coronavirus y también de las otras enfermedades que suelen aparecer durante la temporada fría.

Por los hermanos más expuestos a contagiarse con el COVID-19.

    Pidamos protección del Señor para los hermanos que se encuentran más expuestos a contraer el coronavirus, especialmente aquellos que trabajan en el área de la salud. El Señor les libre de sufrir contagios.

Por lluvias.

    Mantengamos esta petición ante el Señor. Recordemos que una sequía no sólo es un problema grave por la escases del agua para beber, sino también, porque es imprescindible para la producción de nuestros alimentos, y para mantener con salud a las personas. Pidamos por esta necesidad.

Continuemos pidiendo por nuestros gobernantes y autoridades.

    -Orientación y luz para las personas que componen los tres poderes del Estado; particularmente en lo que concierne a la legislación, la seguridad y la salud.

    -Protección, dirección y fuerza para quienes resguardan el orden: todos los cuerpos de orden y seguridad, inspectores municipales, y las fuerzas armadas.

“Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras.”                                                                                                                                                 Salmo 145:18

El devocional familiar

    En boletines anteriores he sugerido orar por el establecimiento o restablecimiento del “Devocional Familiar”. Decía que con la cuarentena se nos presenta la gran oportunidad para comenzar, o fortalecer, la práctica del devocional en familia. Reunir, una vez al día a toda la familia que vive bajo el mismo techo, para leer una porción de las Escrituras, realizar una breve meditación, y orar; puede ser al momento de desayunar o de cenar.

     En algunas oportunidades se pueden incluir cantos y motivar a los participantes a intervenir en la meditación. Si nunca se ha practicado antes y constituye una idea un tanto extraña para algunos miembros de la familia, se puede comenzar por realizarlo dos o tres veces a la semana.

     Ahora pues, quisiera aportarles algunas ideas relacionadas con este gran tema. Comencemos con algunos conceptos generales sobre el devocional personal.

PRIMERA PARTE

I- ¿Qué es el Devocional Personal?

     Es un momento de diálogo entre el redimido y su Redentor. 

     Consiste en oración y lectura bíblica cuidadosa, meditando en su contenido, buscando el mensaje para la propia vida y la de los demás.

     Es el momento en que recibimos las fuerzas y estrategias para vivir el día.

     Es fuente del crecimiento cristiano. Es muy diferente un cristiano que realiza su devocional personal, de uno que no lo practica. 

     El devocional es indispensable para que se produzcan cambios en el creyente. Por medio de él nos vamos impregnando del pensar, hacer y lenguaje de Dios.

     La misma Biblia nos da multitud de motivos para realizar el devocional personal:

      i) “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.” (Ef.5:1) ¿Cómo podré ser imitador de Dios si 

         no lo conozco? El devocional me permite conocerle más.

     ii) “comprobando lo que es agradable al Señor.” (Ef.5:10) ¿Cómo sabré lo que es agradable al 

          Señor? El devocional me permite conocer lo que agrada al Señor.

    iii) “Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.” (Ef.5:17) 

         ¿Cómo llegaré a ser entendido de cuál es la voluntad del Señor? El devocional me hace entendido 

          de cuál es Su voluntad.

    iv) “Examinadlo todo; retened lo bueno.” (2ª Tes. 5:21) ¿De dónde obtendré la capacitación para 

          examinar lo que se me presente y saber retener lo bueno? Es mi experiencia con la Biblia y su 

          autor la que me dará esta capacidad de discernimiento.

      v) “No menospreciéis las profecías.” (2ª Tes. 5:20) Sólo hay una manera de evitar menospreciar las 

           profecías, y esa es: conociéndolas.

     vi) “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a 

            otros en toda sabiduría,…” (Col.3:16a) Para que la “palabra de Cristo” pueda morar “en 

            abundancia” en mí, necesito empaparme de ella. Luego, para enseñar y exhortar a otros, 

            necesito ser un conocedor no superficial de las Escrituras. 

🙫

Continúa el próximo jueves.

Predicador

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski

Fecha

23 de abril de 2020

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