Hermanos y copartícipes de las mismas esperanzas:
La esperanza del Arrebatamiento de la Iglesia prometida en las Escrituras ha sido una de las doctrinas que durante milenios ha motivado a la búsqueda de la santidad, ha alentado al cristiano en la angustia, ha motivado el trabajo misionero y ha perfeccionar el amor hacia Cristo y su Reino.
Hoy, les invito a reflexionar brevemente sobre este tema desde la perspectiva del cuidado que debemos tener en mantener esta doctrina en el más alto nivel.
Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
1ª Tesalonicenses 4:18
Sergio Oschilewski M.
Pastor IBLC
Oración
Cánticos a elección
Les sugiero buscar apoyo en la serie de himnos y cánticos preparados en nuestro sitio web.
Lectura de la Biblia
1ª Juan 3:1-3.
Cánticos a elección
Reflexión: el arrebatamiento de la Iglesia, un tema muy importante
Como decía en la introducción, una doctrina muy enriquecedora para todos los cristianos, en todas las épocas, ha sido la del Arrebatamiento de la Iglesia, también conocida como el Rapto o Traslación de la Iglesia. Tal como dice Juan: «Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.» (1ª Juan 3:3).
Sin embargo, he podido comprobar que para muchos cristianos, no es importante creer en el Arrebatamiento, para ellos lo único que importa es creer en que hay una Segunda Venida del Señor, y con ello es suficiente; respecto al punto que concierne al Arrebatamiento de la Iglesia, lo consideran secundario; su frase clásica es: «se puede o no creer, lo verdaderamente importante es que el Señor viene de nuevo.»
Pero, en la Biblia encontramos que resulta muy importante tener clara la doctrina de la Segunda Venida, y con ella la del Arrebatamiento o rapto de la Iglesia, pues, de no ser así se producen, a lo menos, cuatro problemas:
A. Entristecemos al Señor al que tanto le interesa el tema.
En Efesios 5 leemos: «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.» (Efesios 5:25-27). Esta lectura nos ayuda a entender en parte, la gran obra, preocupación y amor que Cristo ha tenido y tiene por su Iglesia; Él es su salvador, su cabeza, su abogado, su santificador y su novio.
Por lo anterior, no queda lugar a duda de que Cristo tiene un gran interés en sacar a su novia de este mundo, el cual es el adversario natural de Cristo y de todo lo que ama.
El Arrebatamiento o traslación de la Iglesia a las moradas celestiales, implica la transformación del cuerpo caído en uno restituido y con ello la experimentación de la glorificación, donde quedará libre y exento de toda arruga, mancha, dolor y vestigio de muerte, así como de toda forma de acecho.
Es por ello que se nos entregan muchos detalles sobre ese momento en particular, como los de 1ª Tesalonicenses: «Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.» (1ª Tesalonicenses 4:17).
Se trata de un día que el Señor debe amar mucho, pues es el día de la liberación de todo lo que hoy separa de una relación estrecha y maravillosa a la Iglesia y Su Salvador.
Mirar como algo de poca importancia el Arrebatamiento de la Iglesia es ofensivo. No se trata de una pequeña doctrina que puedes o no creer; en realidad, es muy importante por todo lo que implica.
B. El segundo problema que produce la desvalorización de la doctrina del Rapto, es que motiva a un relajamiento en cuanto a la orden de estar alerta velando y siendo sobrio, como es debido.
Recordemos, que el advenimiento en gloria del Señor está asociado a varios acontecimientos que están profetizados, los que indicarán, no el día ni el momento exacto, pero sí, la cercanía del hecho: el pacto del falso cristo con Israel, la traición del pacto, la marca de la Bestia y otros; pero del Arrebatamiento no hay aviso alguno.
Del Arrebatamiento de la Iglesia sólo se dice que la Iglesia esté alerta y velando. «Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios» (1ª Tesalonicenses 5:4-6).
No cometas el error de muchos que dicen que aún faltan ciertas señales para que Cristo venga por su Iglesia, lo cual promueve al relajamiento espiritual; pero eso, es ignorancia bíblica. Todas las señales que podrían esperarse, ya están cumplidas, no falta ninguna. Por lo tanto, «velemos y seamos sobrios» porque el Señor puede venir por su Iglesia en cualquier instante, lo cual marca el inicio del período que concluye con el Advenimiento en Gloria (o Parousía).
C. Se pierden bendiciones.
Al desestimar tan importante acontecimiento, se pierden y perderán grandes bendiciones; un gran ejemplo lo encontramos en las palabras de Pablo a Timoteo: «Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.» (2ª Timoteo 4:8).
D. Por último, al desestimar tan grande acontecimiento, emitiendo un juicio de valor que desacredita uno de los momentos más importantes para la Iglesia, pasamos a ser obreros que no trazan bien la palabra de verdad, y con ello nos arriesgamos a ser considerados por Dios como falsos maestros.
Entonces, no dudemos en gozarnos y estimularnos mutuamente, recordando las palabras del apóstol Juan: «Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.» (1ª Juan 3:2).
Por su parte el apóstol Pablo dijo: «Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.» (1ª Tesalonicenses 4:18).
Sergio O.M.
Oración
Adoración, alabanza y gratitud.
Alabemos a nuestro Señor y perfecto legislador.
Nuestro Señor no solo es el creador de todas las leyes que rigen a la Creación, sino que también es quien hace que se cumplan y es el juez que dictamina sentencia sobre aquellos que no las cumplen. Sus leyes son las que hacen funcionar y mantienen el orden en todo el Universo: tanto en el mundo inanimado, como en el mundo vivo: sea vida humana, espiritual o animal. Además, estas leyes proclaman Su: amor, sabiduría, soberanía, perfección y santidad.
Agradezcamos por los recursos que nos permiten continuar.
Que el fuerte anhelo por regresar a nuestras reuniones presenciales y la frustración por retroceder en el programa “Paso a Paso”, no nos haga ser desagradecidos por los recursos que el Señor ha puesto a nuestro alcance para dar continuidad a nuestro trabajo y reuniones. Seamos, pues, agradecidos por contar con: teléfono, e-mail, Facebook, WhatsApp, Zoom y otros, medios que nos permiten seguir adelante, a pesar de las limitaciones actuales.
Otros motivos de oración: peticiones.
La Navidad.
Oremos por el programa de Navidad que, a pesar de las limitaciones que hoy experimentamos, resulte en bendición para la Iglesia y otros.
Por fuerza y ánimo ante el retroceso sanitario.
Tal como lo decíamos la semana pasada en el Boletín, la pandemia no está en retirada y, por la actitud irresponsable y soberbia de muchos, se puede predecir que aún producirá bastante daño. No dejemos de orar por este problema y por nuestros hermanos más expuestos, así como por todos aquellos que tienen “enfermedades de base”. La pandemia no ha pasado.
Por un pueblo enfermo.
Durante el pasado año hemos experimentado una pandemia que no quiere irse, una cuarentena con confinamiento, una crisis laboral y económica asociada, una potente crisis social asociada al mundo delictual y anárquico, sumada a la desgraciada destrucción de la Constitución de nuestro país.
Paralelamente a lo anterior, se ha ido desarrollando un trabajo maquiavélico de desinformación. El fruto de todo lo anterior, ha producido un daño profundo en el alma de la ciudadanía, manifestado en: depresión, angustia, desconfianza, ira, soberbia y diversas formas de agresión que van desde las palabras, hasta las acciones contra otros y contra sí mismos. Oremos por nuestro pueblo enfermo, para que alce sus ojos al cielo, el único lugar de donde puede venir consuelo y paz.
Por las naciones.
En estos días complejos para muchas naciones del mundo, recordemos en nuestra oración, particularmente a dos de ellas: a los Estados Unidos de América y a Israel. Pidamos por nuestros hermanos en los EUA, y por protección para una nación que siempre ha sido amiga de Israel, el pueblo amado de Dios. Ambas naciones requieren de nuestro apoyo en oración.
Más allá de nuestras fronteras.
Consecuentes con nuestro plan de oración por las iglesias hermanas que se encuentran más allá de nuestras fronteras, hoy les invito a orar por todos nuestros hermanos en Cristo que viven y buscan la gloria de nuestro Señor desde Bahamas.
Otras peticiones: peticiones en las cuales insistir.
Nuestro País y sus fuerzas de orden y seguridad.
Oremos por los cuerpos de orden y seguridad, tanto los dependientes del Estado como los municipales y particulares. El Señor proteja a todas estas entidades encargadas de mantener la paz, el orden y la seguridad. Sabemos que el Adversario odia la paz, el orden y la seguridad; por ello, apoyemos en oración a estas instituciones, pues están en medio de una guerra espiritual, aunque es posible que ellos ni lo sepan.
Oremos por los Carabineros, por la Policía de Investigaciones, por los cuerpos de seguridad de las municipalidades, y por todos los que ejercen labores relacionadas con el resguardo de la paz.