Queridos hermanos:

Retomando nuestro breve estudio sobre diversos aspectos implicados en el sacrificio del Señor, consideremos hoy un cuarto elemento muy asociado a los ya vistos (redención, justificación y expiación): la propiciación.

En su primera carta, el apóstol Juan, refiriéndose a Cristo, escribe: «Y él es la propiciación por nuestros pecados» (1ª Juan 2: 2a). Esto, en palabras sencillas, significa que, con su sangre, Cristo apaciguó la justa ira de Dios causada por nuestros pecados y que impedía, y que todavía impide, que una persona se pueda acercar a él sólo por sus buenas obras, por excelentes que estas sean.

Demos gracias al Señor, por cuanto él mismo proporcionó este sublime medio, su obra en la cruz, con el cual no solo nos dejó sin culpa ante el Padre, sino que también en una nueva y maravillosa relación.

Sergio Oschilewski Malinowski
Pastor Iglesia Bíblica Las Condes



Lectura Bíblica

Apocalipsis 1: 9-18.

Introducción

¡Cristo resucitado! Un retorno a la vida con victoria y gloria. Resurrección que fue el sello perfecto que testificó de una Obra perfecta y bien acabada por parte de Cristo, la cual garantiza vida eterna y resurrección a todo aquel que reciba a Cristo como su salvador personal.

Hoy quiero invitarles a meditar en Cristo resucitado y su reencuentro con uno de sus apóstoles, pero dando un par de pasos más allá de Los Evangelios, unos pasos que nos llevan hasta el libro de Apocalipsis.

En la lectura encontramos al anciano apóstol Juan (casi de 100 años) en el exilio, en la isla de Patmos. Había visto muchas cosas, el nacimiento y desarrollo de la iglesia y la predicación del Evangelio por toda la tierra conocida; había visto y experimentado diversas persecuciones y, ahora, en el borde del cambio de siglo, le tenían relegado a la pequeña isla de Patmos. Ahí estaba, rodeado de sus recuerdos, de sus experiencias vividas al lado de su amado Señor Jesús.

Sucedió que, durante un domingo, el anciano apóstol experimentó la mayor de sus sorpresas, al tener un encuentro inesperado y maravilloso, pues el Señor Jesucristo se le manifiesta.

  1. Un reencuentro con el Señor.
    1. Una voz con autoridad suprema.
    2. Siete candeleros de oro.
    3. Un sumo sacerdote que examina los candeleros.
    4. Siete estrellas.
  2. Las nuevas vestimentas del Señor.
    1. Una ropa sacerdotal.
    2. Un cinto de oro ceñido al pecho.
  3. El aspecto del Señor.
    1. Su cabeza y sus cabellos.
    2. Sus ojos.
    3. Sus pies.
    4. Su voz.
    5. Su boca.
    6. Su rostro.
  4. La presentación del Señor.
    1. «puso su diestra sobre mí».
    2. «No temas».
    3. «yo soy el primero y el último».
    4. «y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos».
    5. «Y tengo las llaves de la muerte y del Hades».

Conclusión

Juan tuvo un encuentro excepcional con el Señor Jesús luego de resucitado y ascendido. ¿Cuál ha sido tu encuentro con Cristo? ¿has tenido un encuentro vivo y personal con él?

No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

Apocalipsis 1: 17b-18