Muy estimados hermanos:
El apóstol Pablo le escribe a Timoteo diciéndole que el Señor Jesucristo:
se dio a sí mismo en rescate por todos
1ª Timoteo 2: 6b
Esta redención implica la salvación eterna, realizada una vez y para siempre; no obstante, también incluye, para los ya redimidos, la liberación de toda atadura que impida vivir la vida santa que Él exige, ¿estás disfrutando de esta total libertad? Si así no fuere, busca rápidamente en oración la causa, pues el Señor quiere que vivas sin ataduras.
Disfrutemos hoy la Cena del Señor recordando esta total y bendita redención.
Lectura Bíblica
1ª Pedro 1: 13-23.
Introducción
En la lectura seleccionada, el apóstol Pedro usa dos veces el término obediencia (en 1ª Pedro 1: 14 y 22), pero, en realidad, la idea domina en toda la porción. En esta oportunidad quiero invitarles a reflexionar en uno de los parámetros fundamentales que permite entender el grado de madurez espiritual de un redimido. Para ello consideremos, brevemente, tres formas de reaccionar ante una instrucción del Señor:
- Con objeciones.
- Con muchas objeciones.
- Con algunas objeciones.
- Con reclamos.
- Ignorándola.
- Sin objeciones.
Conclusión
Hay un ejemplo supremo de obediencia, un enviado de Dios que tuvo que hacer muchas cosas que no le gustaban y que significaron grandes tormentos para su vida, pero que acató toda la misión encomendada y sin regaños; me refiero a nuestro Señor Jesucristo. Busquemos siempre inspiración en su vida y ministerio durante su primera venida.
En esta oportunidad, solo nos resta hacernos las siguientes preguntas: ¿qué discípulo soy?, ¿uno que siempre tiene objeciones para hacer la voluntad de Dios en forma plena?, ¿uno que obedece, pero a regañadientes?, ¿uno que hoy se encuentra en franca rebeldía o uno que obedece en forma espontánea? y
¿cuántas bendiciones se han perdido sobre mi alma, mi cuerpo o mi iglesia, por causa de mi falta de obediencia?
Debemos recordar siempre que la obediencia a Dios primeramente le glorifica a Él y trae consigo bendición para al redimido, su familia, la iglesia y la nación.
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
1ª Samuel 15: 22