Permanencia y equilibrio

Muy apreciados hermanos en Cristo:

En la reflexión asociada a la Cena del Señor del mes pasado, decíamos que, en la institución de esta particular ceremonia, por parte de nuestro Señor Jesucristo, se encontraba un gran número de revelaciones sobre el futuro. En aquella oportunidad destacamos dos: la traición de Judas y el inminente sacrificio del Señor que implicaría el derramamiento de su sangre.

La tercera profecía del Señor se relaciona con la futura cena «en el reino de mi Padre.» (Mateo 26: 29). Esta revelación implica necesariamente el cumplimiento de otras profecías para que pueda hacerse efectiva, como ser: la Resurrección del Señor; la plena aceptación de la Obra de Cristo por el Padre; el advenimiento del Reino y la salvación efectiva y segura, pues incluye a los apóstoles ahí presentes.

Sergio Oschilewski Malinowski
Pastor Iglesia Bíblica Las Condes


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Lectura Bíblica

Isaías 40: 6-8.

Introducción

Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

Isaías 40: 8

Mucho tiempo después, estas palabras son confirmadas por el Señor Jesucristo, «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.» (Mateo 24: 35); y, más tarde aún, las recuerda el apóstol Pedro, «La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre.» (1ª Pedro 1: 24b-25).

En forma cada vez más acelerada, todo cambia a nuestro alrededor. Con qué velocidad las cosas se marchitan y la gloria de los hombres pasa; nosotros mismos vamos cambiando en múltiples aspectos. Lo maravilloso es que, sin importar cuán profundos y cuántos sean los cambios, se puede comprobar que la Palabra del Señor permanece inalterable en medio del ciclón de múltiples acontecimientos.

Consideremos la verdad de estas afirmaciones.

  1. La increíble velocidad del cambio.
  2. Un libro que no cambia.
  3. Un libro con las respuestas para todos los tiempos.

Conclusión

Durante una travesía en las inmediaciones del archipiélago Juan Fernández, en la que el bote, a merced del mar, era movido de aquí para allá, uno de los tripulantes de la embarcación aconsejaba mantener la vista fija en el horizonte para evitar marearse. Creo que el consejo es muy aplicable para la situación en la que vivimos hoy, en que los acontecimientos del mundo están cambiando, a tan alta velocidad y con tantos saltos bruscos, que es prácticamente imposible no sentirse mareado. El remedio es mirar lo que no cambia y que trasciende a nuestra «embarcación» pasajera, eso es la Palabra de Dios.

Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

Isaías 40: 8

Predicador

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski

Fecha

3 de septiembre de 2023

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