Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;Porque de él mana la vida.
Proverbios 4:23
Introducción
En 1ª Tesalonicenses 5:23, leemos: «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.»
Notamos que Dios está preocupado no solo por la salud del nuestro espíritu, sino por la de todo nuestro ser. Su deseo es que todo nuestro ser, el cual incluye: espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida del Señor.
No es la primera alusión bíblica a todo nuestro ser y su salud, notemos que el primer mandamiento es: «amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas…» (Marcos 12:30) de donde se infiere que todo lo que constituye nuestro ser debe estar saludable para rendir tributo, adoración y alabanza al Señor.
Por ello, todo nuestro ser, debe ser guardado, cuidado, atendido, sustentado para la gloria del Señor.
Este cuidado de todo el ser, como lo describe Pablo, incluye al cuerpo, el cual está implícito en el gran mandamiento. Pablo nos enseña en forma más explícita, en 1ª Corintios 6:20: «Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.»
El cuidado es integral: espíritu, alma y cuerpo deben ser cuidados, santificados y usados para la gloria de Dios.
Notamos, por las Escrituras, y por la experiencia, que la salud, tanto espiritual como física, se encuentran muy asociadas, siendo buenos indicadores de su estado elementos como: la paz, el gozo y la alegría.
Entre otras, la Biblia menciona, cuatro cosas que constituyen salud para todo el ser:
- El corazón alegre. «El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos.» Prov. 17:22
- Las buenas nuevas. «La luz de los ojos alegra el corazón, Y la buena nueva conforta los huesos.» Prov. 15:30
- Los dichos suaves. «Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos.» Prov. 16:24
- La confesión de pecados ante Dios. «Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.» Sal. 32:3
Conclusión
Dios provee de cuidados y salud para todo lo que constituye nuestro ser. Lo anterior no implica que viviremos exentos de problemas y enfermedades, recordemos que aún somos peregrinos en este mundo y que todavía no gozamos de todo lo que implica la etapa final de la redención. Sin embargo, Dios ha provisto de buenas provisiones y salud para el tiempo presente.
Disfrute del beneficio que da el recibir las buenas noticias que Dios tiene para usted todo el tiempo por medio de Su Palabra; disfrute de usar y recibir los dichos suaves que emergen de la Biblia; evite que su corazón sea entristecido por un espíritu triste, producto de las dudas y confusiones que conlleva una relación distante con el Señor, y no cometa la torpeza de dejar secar y envejecer sus huesos por causa de pecados retenidos. En lugar de ello, confiéselos al Señor y recupere el gozo y la alegría que no está disponible por ningún otro medio.
El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos.
Proverbios 17:22