Himnos
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Cita Bíblica: Proverbios 10:19-21
Introducción
Estamos viviendo días muy especiales, días de cuarentena; días, en que los miembros de la familia se ven forzados a convivir todo el tiempo muy cerca y a tener que compartir espacios y cosas como nunca antes.
Lo anterior lleva a que, al interior de algunos hogares, se produzcan más tensiones de las habituales, y que a veces, estas se manifiesten en alguna forma de agresión. Además, producto del encierro, con sus frustraciones, tensiones y bombardeo de noticias negativas, también ha hecho su aparición, la depresión.
Ante estas situaciones que pueden o no estar presentes en tu casa, muchos jefes de hogar, no saben qué hacer, y buscan ayuda de quien sea, incluyendo: a los profesores de los hijos, a los matinales de la TV, a los psicólogos, a los amigos; otros, simplemente toman actitudes ofensivas o evasivas.
Por su parte, el cristiano tiene un manual divinamente inspirado repleto de los mejores consejos para ser aplicados en todas las circunstancias que se nos puedan presentar, y que nos conviene mucho consultar, especialmente en estos días.
En el libro de Proverbios leemos: «Los labios del justo apacientan a muchos, Mas los necios mueren por falta de entendimiento.» (Proverbios 10:21).
Esta porción nos habla no sólo del poder salvador del mensaje entregado por la palabra, sino también del discipulado y del cuidado que se puede ejercer en el seno de la familia, por medio de las palabras del justo o temeroso de Dios; hoy día diríamos del redimido.
Por ello hoy día me referiré a las palabras: su uso y poder para apacentar. Es mucho lo que la Biblia nos enseña sobre ellas, por ello, sólo tomaré algunas ideas que pienso nos pueden ser muy útiles en estos días sensibles.
- La opinión de Dios referente a las palabras
- Su importancia (Mateo 12:36)
- Su capacidad de dar vida (Proverbios 10:11)
- La necesidad de administrarlas (Proverbios 13:3)
- Apacentando a mi familia
- Familia (Proverbios 6:20-23; 10:21; Deuteronomio 6:6,7)
- Matrimonio (Colosenses 3:19; 1ª Pedro 3:7)
Conclusión
Al llegar a la conclusión de esta reflexión, debemos preguntarnos: ¿Estoy usando mis labios para apacentar a mi familia? ¿Es mi lengua: manantial de vida, plata escogida, proclamadora de sabiduría, pacificadora, correctora y consoladora? El Señor te ayude a que así sea.
Manzana de oro con figuras de plata Es la palabra dicha como conviene.
Proverbios 25:11