Queridos hermanos:
Les saludo pidiendo a nuestro Señor que su amparo, su gracia y su paz sean con cada uno de ustedes.
¿Le ha sucedido alguna vez que se siente tan solo(a) que incluso ha pensado que Dios se ha olvidado por algún momento de usted?
En el mensaje de hoy trataremos sobre este importante asunto, al que me adelanto diciéndole que, pase lo que pase, si usted es un hijo de Dios, nunca estará solo(a), menos abandonado(a). El autor de la Epístola a los Hebreos nos recuerda las siguientes promesas del Señor: «él dijo: No te desampararé, ni te dejaré,» (Hebreos 13:5b), promesa que una vez se hiciera al pueblo de Israel, previo a la conquista de Canaán y luego a Josué, varón de Dios.
Tomemos ánimo, el Señor no ignora la tempestad que hoy nos rodea; solamente, confiemos en sus palabras que nos dicen hoy, al igual que ayer, ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Sergio Oschilewski M.
Pastor I. Bíblica Las Condes
A las 11:00 horas, le invito a incorporarse al Culto Dominical, conectándose a nuestra transmisión directa desde el local de la Iglesia Bíblica Las Condes.
Pasaje bíblico
Marcos 6:45-52.
Introducción
En la porción leída se nos relata lo que ocurrió inmediatamente después del milagro por el cual Cristo alimentó a cinco mil varones con cinco panes y dos peces. Se nos dice que Jesús envía a los discípulos «delante de él» en una barca hacia Betsaida, mientras Él se queda despidiendo a la multitud.
Finalmente, Jesús queda solo y entonces sube a un monte a orar, para estar en estrecha comunión con su Padre, mientras una tormenta se levantaba y azotaba a los discípulos en el mar.
Les invito a abrir nuestros corazones al Señor para recibir las ricas lecciones que con esa experiencia recibieron sus seguidores más estrechos.
- Jesús preocupado por sus discípulos (Marcos 6:45-48a).
- El acercamiento de Jesús al barco (Marcos 6:48b).
- Los discípulos confundidos (Marcos 6:49-50a).
- La voz del auxiliador (Marcos 6:50b).
- Jesús en la barca con los suyos (Marcos 6:51-52).
Conclusión
¿Por qué aguas navega tu barca en el día de hoy? ¿Son aguas tranquilas o tormentosas? Lo más importante: ¿está Cristo en tu barca? Y, si lo está, ¿tiene el control de ella o es como si no estuviera?
Ahora bien, si todavía Cristo no está en tu barca, te ruego que no dejes pasar un minuto más e invítalo a subir. Esto significa: reconocer que estás en problemas, siendo el mayor de ellos el pecado, pues es indispensable reconocerse pecador para que Cristo pueda actuar con una vida. Solo así, puedes decirle a Cristo, «Sé mi salvador», «Te reconozco como mi salvador», «entra en mi barca, entra en mi vida, y toma el control de ella», «yo te invito hoy». Amén.
Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Marcos 6:50b