Cita Bíblica: Esdras 1:1-5
Introducción: Nuestra vida en Cristo se asemeja a un edificio que debe ser edificado, día a día, teniendo como meta llegar a ser un templo enteramente santificado y sin defectos, para la gloria de Dios.
No se trata de un trabajo sencillo, en realidad se trata de una tarea compleja, no obstante, nunca debemos olvidar que contamos con el poder del Señor para realizarla.
A modo de ilustración, quiero invitarles a poner atención en la construcción de un templo material. Un templo que serviría para el desarrollo de la vida religiosa y espiritual del pueblo de Israel. Me refiero a la construcción del Segundo Templo de Jerusalén. Es el edificio cuya construcción aparece en el libro de Esdras.
Veremos, si seguimos atentamente la narración, que en muchos aspectos, nos podremos identificar con la historia de nuestras propias vidas.
Durante la citada construcción veremos que se destacan cuatro etapas:
I. LA CONSTRUCCIÓN INICIADA Esdras 3:8-11
II. LA CONSTRUCCIÓN EN PROBLEMAS Esdras 4:1-5
A) Intento de contaminarla.
B) Intimidación.
C) Uso de terceros.
III. LA CONSTRUCCIÓN DETENIDA Esdras 4:6-24
IV. LA CONSTRUCCIÓN CONTINÚA Y ES CONCLUIDA Esdras 5:1-6:15
Conclusión: Es muy posible que, en tu propia vida espiritual hayan existido momentos de detención; tal vez, ahora mismo te encuentres detenido, o bien, desplazándote muy lento, por algún motivo.
Realicemos un breve examen: ¿Cómo está el gozo interior? ¿Cómo estás viviendo la paz de Dios? ¿Cómo está la motivación, el deseo, de trabajar por la causa del Señor? ¿Cómo está la pasión por las almas que requieren ser salvadas? ¿Cómo está el apetito por alimentarte, diariamente, con la Palabra de Dios? y ¿Qué tan intenso es el deseo de conversar con tu Señor, de meditar con él, de escudriñar con él?
Si en tu respuesta descubres: desinterés, desánimo o carencia del “fruto del Espíritu”, entonces estás evidenciando síntomas, cuyas causas debes buscar y superar lo antes posible.
No esperemos que el Señor tenga que hablarnos con palabras fuertes, que basten sus paternales, pero firmes, advertencias.
Hermanos, hay una gran Obra que el Señor desea realizar con nuestras vidas: llevarnos a la madurez de un varón perfecto, y hay una iglesia que requiere de tu activa participación. Sigamos adelante, la obra está en curso: ¡No Detener! ¡Trabajo Muy Importante!