Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre)
Juan 1: 14a
Amados hermanos en Cristo:
El Señor Jesús nos ilumina diciendo: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» (Juan 3: 16).
La encarnación de nuestro Señor constituyó el principio de un estremecedor programa que concluiría en la muerte, resurrección y ascensión triunfante del Señor a los cielos. Todo basado en el amor más grande jamás visto, que nos trajo salvación y herencia eterna.
Alabemos y agradezcamos con renovado fervor por la sublime gracia asociada a la Navidad.
Sergio Oschilewski Malinowski
Pastor Iglesia Bíblica Las Condes
Lectura Bíblica
Lucas 1: 5-17.
Introducción
En torno al nacimiento del Señor Jesús, nos encontramos con varias familias que estuvieron directamente involucradas con el gran advenimiento. Algunas son ejemplares y temerosas del Señor, así como otras, son totalmente disfuncionales e impregnadas de pasiones desordenadas.
Es interesante considerar cómo influyó el nacimiento del niño prometido en cada una de ellas:
- La familia de Zacarías y Elisabet.
- La familia de Herodes el Grande.
- La familia de José y María.
Conclusión
Preguntémonos ahora, ¿es mi familia una que sabe dar a sus hijos seguridad en medio de la tempestad; una familia subordinada a la voluntad de Dios, consciente de un propósito superior en la vida y la historia; una familia que deja huella y da frutos?, ¿es mi familia una que dice en voz muy alta: «pero yo y mi casa serviremos a Jehová.» (Josué 24: 15)?