Queridos hermanos en la fe:
Les saludo, anhelando encontrarles con buena salud y corazones fortalecidos por la gracia del Señor.
En esta oportunidad, les quiero invitar a considerar algunas de las enseñanzas del libro de Proverbios sobre un tema muy desvalorizado en el día de hoy, pero muy importante para Dios y el creyente, me refiero a «la prudencia».
Como introducción al tema, recordemos el proverbio que dice:
Con sabiduría se edificará la casa,
Proverbios 24: 3
Y con prudencia se afirmará;
Lectura Bíblica
Proverbios 2: 1-9.
Introducción
¿Por qué, en igualdad de condiciones, algunas personas hacen tan buen uso de sus vidas mientras que otros hacen tan mal uso de ella? ¿Por qué algunos usan sus recursos vitales en forma tan productiva y otros simplemente lo derrochan? Recursos que podemos resumir en: salud, tiempo, fortaleza física, vida, habilidades, sensibilidad y toda forma de inteligencia.
Es importante considerar que esos recursos nos han sido dados por Dios y Él espera que los administremos de la mejor manera.
Leíamos recién una exhortación en la que se nos instaba con vehemencia a buscar la prudencia: «(…) Si inclinares tu corazón a la prudencia,», «(…) Y a la prudencia dieres tu voz (…)» ¿por qué buscarla con tanta pasión? Pues, porque por medio de ella, podremos usar de nuestros recursos de la mejor manera y daremos honra y gloria a Dios.
Ahora bien, una cosa son las actitudes prudentes que podemos ver incluso en personas que reniegan de Dios, y otra, es ser prudente, es decir llegar a incorporar la prudencia a la vida como una cualidad de la persona. El creyente ha sido llamado a ser prudente, no solo a tener destellos de prudencia.
Lo primero que aprendemos en la Biblia sobre la prudencia, es su total relación con la sabiduría, al punto que podemos llegar a confundir los términos. El prudente manifiesta la sabiduría, así como el imprudente manifiesta su necedad.
El libro de Proverbios caracteriza al prudente por:
- Buscar la sabiduría (Proverbios 13: 16).
- Estar fundamentado en la Palabra de Dios (Proverbios 28: 7).
- Caminar con entendimiento (Proverbios 14: 8).
- Admitir corrección (Proverbios 15: 5).
- Administrar sus labios (Proverbios 20: 15).
- Afirmar su casa (Proverbios 24: 3-4).
Conclusión
No hay límite de edad para ser prudente; Dios llama a los jóvenes, a los de edad madura y a los mayores, a buscar incesantemente la prudencia motivando a actuar conforme a la sabiduría de Dios.
Hoy, hemos buscado y hemos hallado que el prudente: «procede con sabiduría»; se fundamenta sobre la palabra de Dios; camina con entendimiento; admite corrección; administra sus labios y afirma su casa en los principios divinos.
Dios nos motive y ayude a vivir la vida con Su prudencia.