Cita Bíblica: 1ª Juan 3:1-3
Introducción: Con anterioridad dijimos que una cosa es heredar el título de rey, y otra muy distinta, es ejercer la tarea de reinar; una cosa es recibir el título de padre, y otra muy distinta es ejercer la tarea de ser padre.
Existe un conjunto de tareas que todo padre debe realizar con su hijo, trabajos que se inician antes de la concepción del bebé. Entre estas ocupaciones ineludibles, se encuentra la de orar por él: por su conversión y por dirección para su vida. El padre tiene también la misión de entregarle el conocimiento y temor de Dios, y ayudarle a asumir el profundo significado de ser hombre o ser mujer.
A continuación, quiero invitarlos a continuar navegando por este importante y delicado tema.
I- AMARLOS Y HACÉRSELO SENTIR
II- AYUDARLES A NAVEGAR POR LAS GRANDES CRISIS NATURALES DE LA VIDA
Conclusión: Ser un padre, conforme al programa original para los padres (el programa divino), no es tarea fácil, menos aún considerando que hay tantos empeñados en hacerla lo más difícil posible.
Es un trabajo que, por una parte exige de mucha dedicación, negación, tareas que pueden ser muy ingratas e incomprensión. Por otro lado, es un trabajo que podemos calificar como: noble, amparado por el Señor, que deja grandes satisfacciones espirituales y rinde muchos frutos.
Hay dos posibilidades con la formación de tus hijos: Los formas tú, en tu calidad de padre, en tu calidad de persona asignada y responsable por Dios para hacerlo; o bien, le entregas la formación de tus hijos a aquellos que se encuentran ansiosos por quitarte esa tarea, para hacer de ellos, vulgares estereotipos mundanos pero, que se creen originales.
Concluyo con las mismas palabras con las que concluí la primera parte: Debemos motivar a nuestros hijos para que ellos busquen con anhelo ser conocidos como: varones de Dios y hombres de verdad; y ellas como: mujeres virtuosas; santas mujeres.
“Camina en su integridad el justo; Sus hijos son dichosos después de él.” Prov.20:7