Amados hermanos:
Les saludo anhelando encontrarles bien de salud y descansando en las gloriosas promesas que nos dejara nuestro Salvador y Señor, fuertemente cimentados en la fortaleza de David, como lo expresa en el Salmo 62:
En Dios está mi salvación y mi gloria; En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.
Salmos 62: 7
Lectura bíblica
Isaías 26: 3-4.
Introducción
Hay una cosa que el ser humano busca con desesperación: estar en paz, pues, con este objetivo alcanzado, cree que puede acercarse a la meta universal que consiste en alcanzar la felicidad; sin embargo, pareciera que es la ambición más escurridiza de la vida, pues los seres humanos suelen ocupar toda su vida buscando este elemento que, finalmente, parece ser muy difícil de obtener y luego retener.
Por su parte, nuestro Señor Jesucristo dice:
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Juan 14: 27
El problema del hombre es que, a pesar de buscar la paz, de anhelarla, de transformarla en su meta personal, suele cometer dos errores fundamentales: normalmente la busca en el lugar equivocado y, si llega a descubrir su Fuente, la trata de aplicar a su manera.
Al tratar este tema, lo primero que tenemos que diferenciar es que existe la paz exterior y la paz interior.
- La búsqueda de la paz.
- Paz exterior y paz interior.
- Búsqueda en lugares equivocados.
- Lugar correcto, pero motivos equivocados.
- La paz de Dios.
- Administrando la paz otorgada.
Conclusión
Al concluir la reflexión de hoy, le invito a que, con la luz del Espíritu, busque en su ser todo aquello que esté impidiendo que la plena paz sea manifestada en su vida. Luego, pida al Señor que saque de su ser toda esa escoria que impide que fluya esa paz proveniente de Su Gracia.
Que esta sea una semana en la que podamos repetir la esencia de este mensaje, invitando a otras almas a hacer suya la paz que solo Cristo puede ofrecer y otorgar. Hagamos nuestra la proclama tan bien expresada por los autores del himno 106 en su última estrofa:
Alma triste que en rudo conflicto te ves, sola y débil tu senda al seguir, haz de Cristo el Amigo que fiel siempre es, y su paz tú podrás recibir.
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.
Juan 14: 27a