Amados hermanos en la fe:
En la Epístola a los Efesios el apóstol Pablo escribe: «aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo» (Efesios 2: 5a).
Cuando llegamos a los pies de Cristo, nos encontrábamos en una condición miserable, «muertos en pecados» y Él no solo nos recibió, sino que nos dio una nueva vida, nos convirtió en sus hijos; nos hizo herederos, discípulos, sacerdotes y embajadores. ¡Cómo no agradecer eternamente por tanta gracia a favor nuestro!
«Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,»
Efesios 2: 1
Pastor Sergio Oschilewski Malinowski
Iglesia Bíblica Las Condes
Lectura Bíblica
Efesios 3: 1-9.
Introducción
La Iglesia constituyó un «misterio» durante todas las dispensaciones anteriores a la de «La Gracia». Lo anterior resulta particularmente especial para los 1500 años que duró la dispensación de La Ley, pues la revelación sobre el «misterio» fue especialmente abundante, pero siempre cubierta por un grueso velo que no permitía ver más que sus contornos.
Este «misterio» engloba, al menos, seis cosas nuevas profetizadas para nuestro tiempo.
El primer acercamiento a este misterio lo vemos asociado a un nuevo pacto.
- Un nuevo pacto (Mateo 26: 28).
- Una nueva dispensación (Efesios 3: 9).
- Un nuevo sacerdocio (Hebreos 9:11).
Conclusión
Qué privilegio tenemos de vivir en esta dispensación. La dispensación que, de alguna manera, da sentido a todas las otras. Cuán sencillo es alcanzar hoy la salvación eterna. Vivimos bajo un pacto sublime; la comunión que tenemos con el Espíritu Santo es algo que solo soñaron los antiguos; el privilegio de participar del sacerdocio universal apenas lo alcanzamos a entender. Es una dispensación completa con un mensaje de oro. Junto a todo lo anterior, el Señor nos ha permitido la suprema dicha de pertenecer a ese organismo vivo llamado «la Iglesia».
A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.
1ª Pedro 1: 12
