Esperando un milagro

Queridos hermanos:

En pocas semanas el mundo cristiano conmemora lo que se conoce como Semana Santa; para algunas personas, se trata de los únicos días en que recuerdan, con algún grado de solemnidad, aspectos de la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesucristo. Para un cristiano «renacido», que vive en función del Señor y su Obra, resulta una fecha particularmente apropiada para compartir de las riquezas asociadas a esa Obra del Señor en su primera venida.

Con el fin de refrescar, y también de otorgar apoyo a mis hermanos en su labor evangelística, es que las próximas reflexiones de esta carta semanal se relacionarán con Cristo y su relación con la cruz levantada en el monte Calvario.

Consideremos hoy, en forma sucinta, algunos pensamientos asociados a la idea de «redención». Redención, es un término lleno de rico significado para el auténtico cristiano. El Señor nos redimió de una condición terrible. Éramos esclavos del pecado, condenados al sufrimiento eterno en el Infierno, pero Cristo cambió radicalmente nuestra condición y destino final. Ahora somos personas redimidas, libres de condenación y juicio, y con un futuro esplendoroso.

La redención del Señor también implicó la liberación del poder del Satanás, así como del poder de otro enemigo, el pecado.

Hermanos, contemos por doquier que hay libertad en Cristo para vivir una vida plena y santa.

se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.

Tito 2: 14

Sergio Oschilewski Malinowski
Pastor Iglesia Bíblica Las Condes



Lectura Bíblica

Juan 6: 1-12.

Introducción

En Las Escrituras leemos de diversos encuentros del Señor Jesús, con personas y grupos, notando grandes diferencias en cuanto al efecto de su mensaje; cabe aquí preguntarnos: ¿qué diferenció al encuentro de Jesús con personas como Zaqueo, Mateo y Juan hijo de Zebedeo, respecto al encuentro del Señor con los 5000 varones a quienes alimentó con cinco panes y dos pececillos?

Pues vemos que en los casos de Zaqueo, Mateo y Juan hubo una transformación en sus corazones que los ligaron para siempre con el Señor en forma incondicional. Por su parte, en el encuentro con los 5000 varones, no se produjo cambio alguno en sus vidas y solo estaban dispuestos a seguir a Jesús condicionalmente, mientras les sanara y diera panes y peces.

Viéndolo desde otro ángulo, notamos que en Zaqueo, Mateo y Juan se produjo un cambio milagroso interno, invisible y eterno, mientras que en los 5000 mencionados, solo vivieron y disfrutaron de un milagro externo, visible y con un efecto pasajero.

En el día de hoy, les quiero invitar a considerar estas dos situaciones en el presente.

  1. Los milagros divinos.
  2. Los milagros del señor Jesús.
  3. Los milagros que la gente espera.
  4. El milagro que cada uno necesita.

Conclusión

Es importante que nos detengamos hasta comprender cuál es el milagro que necesito para ser
totalmente libre, no pensando en nuestras dolencias físicas sino en aquellas que encadenan mi alma. ¿Quiere el Señor realizar ese milagro? Sabemos que sí, pues, él quiere vernos totalmente libres de toda atadura. ¿Cuál será la razón por la que tarda ese milagro? ¿Será porque hay incredulidad? Si es así, ¿por qué esa incredulidad?

Un día llegamos a los pies del Señor, arrepentidos y reconociendo a Cristo Jesús como nuestro Salvador. Dobleguemos hoy nuestro corazón y presentémonos ante ese mismo Señor pidiéndole que realice aquel milagro que tanto necesitamos y que, hasta ahora, no le hemos permitido realizar en nosotros.

estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo

Filipenses 1: 6

Predicador

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski

Fecha

10 de marzo de 2024