El Espíritu Santo y el creyente, parte V: los dones del Espíritu Santo, parte I

Queridos hermanos:

En el Salmo 25 verso 4, David dice: «Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas.»

¿Qué tienen en común Caín, Saúl y Judas? Pues los tres pecaron, sintieron el dolor de las consecuencias, pero no se arrepintieron y continuaron pecando con plena conciencia de lo que hacían. Todos ellos tuvieron la oportunidad de dar un vuelco de 180 grados dando así la espalda a sus pecados, reconciliarse con Dios y optar por una nueva vida. Sin embargo no lo hicieron. ¿Por ignorancia? ¿por no conocer a Dios (Génesis 4:6-7; 1ª Samuel 28: 9-10)? Definitivamente no, pues todos ellos conocieron a Dios como pocas personas lo han hecho. Caín habló con él, Saúl experimentó su dirección y poder, y Judas caminó tres años con el Señor Jesucristo.

Caín, Saúl y Judas fueron enseñados en los caminos del Señor, pero no quisieron andar por ellos.

¿Cómo pudo suceder algo tan asombroso? Pues, por la soberbia del corazón, por el yo engrandecido al extremo de no importar, incluso, el propio daño inmediato y también eterno, para el caso de estos tres personajes.

Sin quererlo, estos tres hombres nos dejan una tremenda lección, esta es: no menosprecies la corrección amable que el Señor, en su misericordia, nos hace hoy. Puede parecernos sencillo pasarla por alto, pero esa insensatez trae consigo ríos de amargura, muchos de los cuales ni siquiera son perceptibles en el día de hoy, pues los mecanismos de adaptación van haciendo parecer todo como normal; sin embargo, para mañana están garantizados torrentes de dolor.

Ruego encarecidamente a todo aquel que esté en esta situación, que arregle hoy su vida con el Señor; no hacerlo, es un crimen contra ti mismo, tus hijos, tu familia, aquellos a quienes tienes que testificar y tu iglesia. Sin considerar que estás ofendiendo a Dios en forma continua y que el canal de oración debe estar totalmente cerrado. Considera, por favor, que: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.» (1ª Juan 1: 9).

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski
Iglesia Bíblica Las Condes



Lectura Bíblica

Romanos 12: 4-9.

Introducción

En esta oportunidad les invito a meditar en algo que a todos nos agrada, me refiero a recibir regalos. En particular, consideremos aquellos regalos o dones (también conocidos como carismas) que el Espíritu Santo concede a las iglesias locales.

Si hablamos de dones es imposible no comenzar con el don de los dones, el don sin el cual ningún don espiritual tendría sentido.

  1. El don inefable.
  2. El don del Espíritu Santo.
  3. Los dones del Espíritu Santo.
    • Algunos ejemplos
      1. Don de profecía.
      2. Don de enseñanza.
      3. Don de servicio.

Conclusión

Al concluir quiero dejar dos preguntas que, a la luz de las Escrituras, debieran ser muy importantes para todos los renacidos: ¿conozco mi(s) don(es)? Y, de conocerlo(s): ¿lo(s) estoy usando con fervor y diligencia para el desarrollo de mi iglesia local y la gloria de Dios?

En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;

Romanos 12: 11

Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

1ª Corintios 12: 11

Predicador

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski

Fecha

9 de febrero de 2025