El esclavo que volvió como hermano

Cita Bíblica: Filemón 1-25

Introducción: En el día de hoy quiero llevarlos con la imaginación al tiempo bíblico del Nuevo Testamento. Un mundo donde el Imperio Romano lo abarcaba casi todo. Un imperio que además de conquistar, construir, hacer caminos y pacificar los mares, desarrolló la esclavitud en una forma épica.

El esclavo no era más que una propiedad u objeto de su dueño, cuyo valor dependía de su utilidad y de cuanto agradara a sus señores. No poseía más derechos que los que le diera el amo, y aún su familia y su vida, eran propiedad del amo. Estaban estipulados severos castigos para los esclavos infractores, lo que transformaba las vidas de algunos de ellos en noches permanentes.

En este cuadro, no se puede dejar de destacar que también había esclavos que estaban en condiciones envidiables para cualquier persona libre, pero con escasos recursos.

Hoy quiero invitarles a considerar la vida de un esclavo inútil que huye de la casa de su señor, y que vive una experiencia que le permite regresar para servirle con amor y siendo amado.

En el libro de Filemón, encontramos entremezcladas dos tipos de verdades. Verdades históricas, relacionadas con hechos que sucedían contemporáneamente con el apóstol Pablo, y grandes verdades espirituales, relacionadas con el Plan de salvación que Dios preparó para el ser humano.

Rápidamente descubrimos que la verdad histórica relatada es también una metáfora de grandes verdades espirituales.

En esta historia podemos reconocer tres etapas bien definidas, que parten con:

I- LA HUIDA (11, 12, 15)
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino…” Is. 53:6a

II- EL ENCUENTRO (10)
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta….” Is. 1:18

III- LA INTERCESIÓN (vs. 9-20)
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,” 1ª Tim. 2:5
“Más el herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” Is. 53:5

Conclusión: Onésimo es un buen representante del ser humano, el cual en un momento se rebela contra su Señor, quedando separado para siempre de él y consciente de que un día pagará con el Infierno la deuda pendiente. Sin embargo, la provisión de amor del Señor permite que este siervo inútil pueda volver, por la obra e intercesión de aquel a quien su Señor ama, Cristo, en nuestro caso.

¿Eres todavía un Onésimo que se aleja angustiado de su Señor? ¿En tu carrera, te has encontrado con Cristo?

Los 7 mil millones de personas que pueblan la tierra pueden ser divididas en estas dos categorías:
a) Los que todavía se encuentran con la deuda pendiente, y por lo tanto, alejados de Dios.
b) Los que han tenido un encuentro efectivo con Cristo, quien ha pagado sus deudas eternas.

Predicador

Rodrigo Cartagena Armijo

Fecha

21 de septiembre de 2014

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