A prueba de temblores

Muy apreciados hermanos en la fe:

Ruego a nuestro Señor que sus bendiciones los acompañen durante toda la semana que hoy comienza y que les ayude a sobreponerse ante todos los momentos complejos que se puedan presentar.

Recordemos con frecuencia las tremendas palabras de estímulo que nos entrega el Espíritu Santo por medio del autor de la Epístola a los Hebreos:

porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de tal manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.

Hebreos 13: 5b-6

Lectura bíblica

1ª Pedro 1: 22-25.

Introducción

El temblor que nos remeció el día martes (21 de marzo) y los otros que se han registrado en forma posterior, aunque no fueron muy fuertes, constituyeron un recordatorio de aquellos movimientos sísmicos que sí produjeron daños y víctimas, como el del 3 de marzo de 1985 o el del 27 de febrero de 2010.

Para muchas de las personas que han experimentado alguno de estos grandes sismos, aquella experiencia les cambió la vida. El sentido de impotencia ante una fuerza tan grande, tan impredecible, tan devastadora, deja a miles de personas con: pesadillas, temores, angustias, fobias, mal genio, un agotamiento desacostumbrado, palpitaciones, sensación de movimiento cuando en realidad nada se mueve, etcétera. A todo este conjunto de síntomas se le conoce como stress postraumático, los cuales, aunque pase el tiempo, persisten.

Muchos han tomado acciones como cambiarse de casa, irse a vivir donde parientes con casas más seguras, irse del país, etcétera. Es que cuando todo se desmorona, simplemente no hay de donde aferrarse ni nadie que pueda ayudar. Cuando digo esto, no pienso solo en terremotos de tierra, también me refiero a los terremotos morales, terremotos familiares, terremotos personales: accidentes, quiebras, asaltos, incendios, infidelidades, etcétera.

Debido a todo lo que hoy se vive, y también se espera, no solo en el país, sino en todo el mundo, siento la responsabilidad de insistir y revitalizar la imagen de aquellas columnas que son inamovibles y jamás caerán ni con el más poderoso de los terremotos, me refiero a las promesas del Señor Jesús.

Sin lugar a dudas que el pilar base de toda la vida cristiana son las palabras del Señor que nos dan la certeza de la salvación que él vino a obtener para nosotros.

  1. Salvación hoy (Juan 6: 47).
  2. Salvación segura (Juan 10: 28-30).
  3. Presencia reconfortante (Hebreos 13: 5b-6).

Conclusión

Los pilares que sostienen un muelle pueden ceder con el tiempo y con los temblores; las columnas que sostienen un paso sobre nivel pueden colapsar y hemos visto que colapsan.

Las columnas sobre las que descansa nuestra fe, nuestra salvación, nuestra seguridad, nuestra comunión con Dios, no caerán jamás, porque el Señor Jesucristo dijo:

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán

Lucas 21: 33

Y el mismo Espíritu inspira a Pedro a decirnos nuevamente:

la palabra del Señor permanece para siempre

1ª Pedro 1: 25a

Predicador

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski

Fecha

26 de marzo de 2023

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