Descubriendo a nuestro Padre Eterno

Muy apreciados hermanos en la sublime fe que nos fue dada:

Esta semana recordamos que, un 12 de octubre de 1492, un grupo de hombres encabezados por el intrépido navegante, Cristóbal Colón, llegó a la isla que llamaron San Salvador, sin saber que habían descubierto un nuevo continente. Los cristianos debemos agradecer por cuanto aquel descubrimiento significó, con el pasar del tiempo, grandes bendiciones, tanto para los habitantes del Nuevo Mundo como para los del Viejo Continente y aún para muchos de otros lugares de la Tierra.

Pido al Señor que les otorgue un muy buen día y que disfruten de este largo weekend.


Pasaje bíblico

Romanos 15: 4-6, 13, 33.

Introducción

Cuando Cristóbal Colón llegó a la isla Guanahani (San Salvador), no tenía idea de que había descubierto un nuevo continente; solo estaba contento, pues había sido salvado de la muerte.

Hemos usado antes el episodio arriba descrito como una metáfora, comparándolo con nuestro encuentro con la gracia y amor de Dios cuando nos encontrábamos totalmente perdidos y nos encontramos con la isla de la salvación que es Cristo. Hoy, sabemos que hemos descubierto algo precioso, lo cual nos satisface; sin embargo, apenas hemos tocado el borde de todo lo que implica su amor y generosidad. Aun así, estamos gozosos con lo que hemos recibido; pero es nuestro deber seguir explorando las riquezas de este amor tan práctico para saber la grandeza y hermosura de lo que hemos recibido.

Así es, cuando Colón tenía posados sus pies en ese lugar que le salvó, nada sabía que esa era solo la puerta de entrada a millares de maravillas, y sabemos que murió sin saber ni conocer muchísimas cosas.

Pasa algo parecido con algunos creyentes, aquellos renacidos, que solo saben, y también se conforman, con ser salvos, con ser perdonados, con haber sido librados del Infierno; sin embargo, hay muchísimo más, pues nuestro Dios se nos presenta como un Dios de:

  1. Esperanza (Romanos 15: 13).
  2. Toda consolación (Romanos 15: 5).
  3. Paz (Romanos 15: 33).

Conclusión

Les invito, de todo corazón, a estrechar relaciones con ese maravilloso «Padre» considerando que se trata de un Dios de esperanza, de toda consolación y de paz. Por ello, Él quiere otorgarte una paz y un consuelo que el mundo no puede conocer; además afirmar esperanzas sólidas en un futuro maravilloso de plena realización.

Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre,
el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.

2ª Tesalonicenses 2: 16-17

Predicador

Pastor Sergio Oschilewski Malinowski

Fecha

9 de octubre de 2022