Agradecido de la Gracia

Introducción.

En las Escrituras encontramos, en muchos lugares, el testimonio de vida del apóstol Pablo. La Biblia describe con muchos detalles lo que el apóstol era antes de conocer a Cristo y también, con muchos detalles, lo que llegó a ser después de haberle encontrado. Solo en el libro de los Hechos descubrimos tres relatos: uno de parte de Lucas y dos que relata el propio Pablo. En las epístolas, el apóstol hace frecuentes alusiones a lo que fue su conversión; en cada caso tiene un propósito diferente, pero cada uno de ellos deja muy en claro que su salvación solo se debe a la gracia y al poder de Dios.

Su testimonio nos enseña y es ejemplo para muchos creyentes; en él se puede ver su carácter, perseverancia y obediencia; pero por sobre todo, podemos ver la tremenda pasión y amor que el apóstol tenía por su salvador.

En el pasaje leído podemos ver claramente lo antes dicho, ahí nos narra su testimonio, que es digno de ser observado con mucha atención por cada creyente. Aunque el relato de Pablo es ampliamente conocido y estudiado, no nos deja de sorprender cada vez que se lee nuevamente. Aquí le habla al amado y querido Timoteo; lo primero que salta a la vista es el hermoso versículo doce, que es la base del mensaje de hoy; Pablo parte con algo que no debe nunca estar ausente de nuestros labios, el agradecer a Dios.

I. AGRADECIDO
II. FORTALECIDO
III. FIEL

Conclusión.

Pablo, mediante su propio testimonio, deja muy en claro que es lo que era y en que lo transformo la gracia salvadora de Cristo; anima a Timoteo y nos anima a nosotros a seguir adelante en el ministerio que Dios le da a cada creyente.

Además, a través de lo que fue su vida, nos ayuda a entender como este hombre que era un gran pecador, se transformo en un gran instrumento de Dios; el no hizo nada más que colocar todo su ser delante del Señor para que Él, mediante la gracia salvadora, lo llevara adelante en todo lo que era Su voluntad.

Fue el Señor quien le otorgó la salvación solo por su gran misericordia y amor; el mismo Señor lo fortaleció y lo tuvo por fiel, entregándole un gran ministerio que solo pudo desarrollar porque Dios era el motor de su vida.

Pero lo que más nos debe llevar a meditar es como empieza el versículo doce de nuestra lectura:

“Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio,”

Sin duda, ahí nos muestra con mucha claridad lo que debiera recordar cada creyente todos los días de su vida; es un bonito versículo para meditar a diario en él; Pablo logro cumplir con lo encomendado, porque entendió muy bien que sin Cristo no era nada, pero con él, podía lograrlo todo, y así lo da a entender con esta acción de gracia.

Predicador

Hermano Julio Salvador Álamo

Fecha

29 de octubre de 2017

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