Amados hermanos:
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Juan 14: 6
La verdad es una y deja sin efecto toda relatividad. Grafiquemos esto: supongamos que, junto a otras diez familias, cada una en un vehículo, usted viaja hacia una determinada ciudad lejana y desconocida para todos y de pronto se encuentran frente a una gran quebrada, la que presenta diez puentes todos numerados. Presumamos que usted llega a saber que solo el puente cuatro es seguro, pues se lo dijo un viejo conocedor de la zona, persona de mucha confianza y destacado por su nobleza y veracidad, y que los otros están en tan mal estado que, con total certeza, no soportarán la carga de los vehículos.
¿Qué hará usted? Seguramente indicar a todos cuál es el único puente que sirve. No creo que diga: «bueno, yo sé con certeza que el puente cuatro es el único que sirve, pero respetaré la opinión de los demás respecto a los puentes, total soy tolerante y respetuoso; que cada uno siga su propia verdad, su propio puente». Si dice eso, entonces hay algo que anda muy mal con usted, pues sabe que todos los puentes, menos el número cuatro, llevan a la muerte.
Con los cristianos «tolerantes» sucede lo mismo: dejan a los demás seguir sus caminos de muerte, con tal de ser amistosos y «amplios de mente».
El cristiano verdadero, renacido, no puede decir una barbaridad como: «que mi hijo —o amigo o vecino— piense lo que quiera, si es feliz y sincero, está bien». Eso es una barbaridad, un crimen. El cristiano no puede ser relativista y bonachón con los otros respecto a las verdades de Cristo, pues errar en ellas es mortal.
Libra a los que son llevados a la muerte; Salva a los que están en peligro de muerte.
Proverbios 24:11
Pastor Sergio Oschilewski Malinowski
Iglesia Bíblica Las Condes
Lectura Bíblica
Romanos 8: 9-16.
Introducción
Permítame una pregunta antes de iniciar la reflexión: ¿qué lugar y qué trabajo realiza el Espíritu Santo en la vida del creyente?
No creo equivocarme al afirmar que el tema que trata sobre el Espíritu Santo y su trabajo en la persona convertida es muy desconocido en gran parte del mundo cristiano de hoy y, peor aún, es uno de los más tergiversados. Por una multitud de evidencias es fácil darse cuenta de que la razón de estos hechos se da por cuanto la enseñanza sobre este tema normalmente no proviene de la Biblia o bien de parte de varones de Dios instruidos y temerosos del Señor, sino que de charlatanes que lo usan para su beneficio personal, acarreando condenación para ellos y muchos de los que los escuchan y siguen.
Hoy les quiero invitar a dejar que la Biblia nos hable sobre este importantísimo y hermoso tema. Vital para un crecimiento cristiano normal y saludable.
- Enseñanza de Dios o enseñanza de hombres.
- Presencia del espíritu en el creyente.
- Sellados por el Espíritu Santo.
Conclusión
Hoy he querido iniciar una serie de mensajes sobre la persona del Espíritu Santo. Veremos que su presencia siempre es silenciosa, pero al mismo tiempo poderosísima.
En el día de hoy hemos visto que esta silenciosa persona de la Trinidad ha sido llamada a nuestro lado para guiarnos, enseñarnos y corregirnos desde que conocimos a Cristo como nuestro Salvador, momento en el cual es constituido como un santo sello con el que somos guardados.
(…) y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
Efesios 1: 13b