Cita Bíblica: Marcos 9: 35-36, 42-48
Introducción.
Después de la Transfiguración, Jesús y sus discípulos fueron de Cesarea de Filipo a Capernaum en Galilea, y en ese trayecto ocurrieron varios incidentes, que dieron pie a varias lecciones que dio Jesús a sus apóstoles, y también a nosotros. Entre estos incidentes tenemos: (1) los discípulos no pudieron echar fuera a un demonio mudo, (2) los discípulos discutieron en el camino acerca de quién era el mayor entre ellos y (3) habían prohibido a un hombre seguir echando fuera demonios en el nombre de Jesucristo. Las lecciones se refieren a:
I. PODER DIVINO Y FE (Marcos 9:14-29)
II. EL SERVICIO: LA VERDADERA GRANDEZA (Marcos 9:33-37)
III. EL QUE NO ES CONTRA NOSOTROS, CON NOSOTROS ES (Marcos 9:38-40)
IV. ESTADO ETERNO, ENTREGA Y RENUNCIA (Marcos 9:42-48)
Conclusión.
Jesús confirma que los que están contra Él tienen castigo terrible y eterno, pero que tienen la oportunidad de salvarse durante su vida, aquí en la tierra, si renuncian a sus pecados y se entregan a Dios. Con eso invita a todos para que escuchen su palabra, y a reflexionar acerca de cómo están usando sus vidas y de que es lo que esperan en el estado eterno, después de su muerte física.
La meta es alcanzar la Vida después de la vida terrenal, que es el Reino de Dios, y que la única manera de tenerla es a través de la fe en Cristo. Frente a ese destino eterno, todas las cosas en esta vida presente tienen un valor secundario y perecedero.
Esto implica que para nosotros que estamos en Cristo Jesús, tal vez sea necesario dejar algún hábito, privarse de algún placer, renunciar a alguna amistad, cortar y excluir alguna cosa que nos haya llegado a ser muy querida, a fin de obedecer al Evangelio. Cada uno lo debe realizar por sí mismo, porque son residuos de nuestra incredulidad, que estorban nuestra fe.
Esto nos recuerda que constantemente debemos luchar contra el pecado en nuestras propias vidas si queremos ser discípulos útiles del Señor.