Cita Bíblica: Romanos 12:1,2
Introducción.
En Isaías 1: 3, leemos parte de la queja del Señor contra Israel y dice: “El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento.” Estas expresiones del Señor se pueden aplicar, no solo a Israel, sino también a muchos de sus hijos en la presente dispensación.
La muda bestia de carga, el asno, reconoce el pesebre de su señor, y muchas veces, nosotros no somos capaces de reconocer la voluntad del Señor en nuestras vidas, no somos capaces de reconocer a nuestro dueño, como lo hace el buey, y vamos en pos del mundo y su amo.
La voluntad del Señor se manifiesta de diversas maneras, a veces es determinante, y simplemente no permite demora ni cambios en lo que él quiere. Otras veces, a pesar de haberla declarado, el consiente que se haga otra cosa.
I. LA VOLUNTAD DEL SEÑOR
II. LA VOLUNTAD DEL HOMBRE
III. LAS CONSECUENCIAS DE UNA DECISIÓN
Conclusión.
Un joven burro se subordinó dejándose montar por el Señor, para entrar a Jerusalén. Isaías dice que el asno conoce “el pesebre de su señor”, y el asno de Balaam obedeció, acatando la indicación del Señor, negándose a avanzar hacia la desobediencia. Los tres casos anteriores, demuestran que el ser humano puede ser más terco que una mula, pues no son pocos los que incluso, llamándose cristianos, no están dispuestos a subordinarse en forma correcta ante el Señor de señores.
Esperar que la voluntad de Dios se realice puede ser muy difícil, pero, ahí también está Dios para ayudarnos a esperar. Debemos tener mucho cuidado cuando vemos que las cosas no salen conforme a nuestra voluntad a pesar de haberlas pedido a Dios. El Señor sabe lo que hace y lo hace conforme a los siguientes principios: Amor, justicia, misericordia y perfección.
Si las cosas no están saliendo como queríamos, a pesar de haberlas puesto en las manos del Señor, entonces, sigamos esperando y descansando tranquilos. Continuemos sometiéndonos a la voluntad del Señor, sin peros, sin límites y disfrutando de la verdadera libertad en Cristo.